Según el profesor Alí Medina Machado “el Nurr se constituyó en la verdadera Universidad del estado Trujillo” (Foto: Alfredo Zambrano) |
48 Aniversario del
Nurr en resiliencia
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Alí Medina Machado, profesor y Cronista del Nurr*
En este mes de
junio el Núcleo Universitario “Rafael Rangel” (Nurr) cumple 48 años de
existencia, nacido en 1972 luego de una jornada épica como nunca antes había
dado el estado para obtener una reivindicación. La empresa del siglo ha sido
llamada nuestra Institución, como una grande y definitivamente regional.
Larga, prolongada,
extensa jornada efectuada por la institución que sembró la Universidad en
nuestro estado, la sembró bien y para siempre, a pesar de que en estos últimos
tiempos el destino vestido de canalla la ha atacado y vulnerado. El Nurr en
Trujillo es una historia llena.
Nació pequeño como
todo nacimiento, la esperanza de su
existencia había sido un sueño de años para los trujillanos que se vieron colmados
de dicha en todas partes cuando aquellas autoridades universitarias
inolvidables vinieron a Trujillo y en centro de la ciudad, en la Casa de
Historia, la casona más señera de la ciudad histórica firmaron el documento de
su creación.
De allí comenzó a
fluir esta institución universitaria que de inmediato se hizo regional, como
decir Boconó, Carache, Betijoque. El Nurr se hizo Trujillo y Trujillo se hizo
Nurr, con nombres y sucesos que se comenzaron a mezclar, profesores,
estudiantes, empleados… jornadas, aulas, laboratorios…. Los nombres entre
personas y sucesos fueron definiendo su biografía… No los nombramos en
particular porque son numerosos, pero el Nurr se hizo Universidad y hoy es toda
una Universidad, a pesar de las deficiencias que se le han ido acumulando por
el ataque y la incidía extraña que quiere vulnerarlo sin darse cuenta los
atacantes que nuestra Universidad puede ser afrentada pero jamás vencida,
porque ella se sustenta en la inteligencia y en la fuerza académica y
espiritual de todos sus integrantes, que en conjunto son un bastión de resistencia
invulnerable.
Cuán grande es el
inventario de los 48 años del Nurr. Qué
inmenso volumen de hechos positivos se pueden compaginar parar mostrarlo como
una gran Institución, una de las más solidas y solventes del estado en la
Historia. Son hechos relevantes, muchos de ellos transcendentales, transformadores,
por más que no haya el reconocimiento merecido, aunque tampoco se ha trabajado
con esa intención del elogio. Pero si el Núcleo muestra en grandes panoramas
sus realizaciones, el cúmulo de los trabajos como un logro de altura.
Su edificación
académica es inmensa.
Desde 5 años
después de su instalación vive ininterrumpidamente durante 43 años egresando
promociones de graduandos universitarios en distintas carreras científicas y
humanísticas. Su patrimonio en este aspecto es incontable. Muchas paredes de
varios organismos internos se adornan con las placas que contienen los nombres
de sus egresados. Es una gran memoria.
El Nurr es una
gran edificación intelectual, se fue nutriendo de profesores de altos rangos
académicos que lo prestigian y le dan gran carácter universitario. Esos
profesores magníficos científicos desde las tecnologías y las letras han fijado
aportes individuales y colectivos que los recoge la biografía total de la
Ilustre Universidad de Los Andes (ULA) y hasta la misma Universidad venezolana,
que hacia esa instancia ha transcendido el trabajo y el valor de la obra
profesoral del Nurr lo que ha servido también para calificarlo alto y darle
prestancia.
Moralmente el
país, el estado, la comunidad poblacional ha debido percibir con claridad el
vasto trabajo multiaccional del Nurr, que en proyección creciente se vino
haciendo desde sus primeros años, que fueron duros y varios de ellos
dramáticos, hasta que logró una estabilidad que lo hizo esplender con mucho
rigor y temple. El Nurr se constituyó en la verdadera Universidad del estado
Trujillo. Eso es innegable.
Pero, apareció
esta innegable conjunción adversativa en los últimos tiempos, obstáculos
indeseables que han querido cubrirlo del oprobio y negación. No escapó el Nurr
a ese proceso de decadencia soportado por un país avasallado por la
incomprensión política y social. Y es esta hoy día la realidad de una
institución que la vivimos con alegría y gloria, con voces altas y caras
risueñas, con holgura de condiciones y amplitud de panoramas para las mejores
realizaciones profesionales y espirituales.
La Institución no
merece este estado viviente, una situación catastrófica que la ataca y la
vulnera. Y por eso exige reacción y solidaridad, lucha y constancia para
permanecerla y sacarla adelante del trance.
Este aniversario
debe concitar a los universitarios a asumir un compromiso permanente de
solidaridad con la Universidad, ayudar a mantenerla abierta y productiva, aunar
esfuerzos con presencia viva, trabajando, produciendo, elevando la voz para
dejar constancia a que la Universidad no pare.
La participación
es la mejor resistencia. La convocación es la mejor respuesta…
Que nuestra acción
sea una forma de cultura activa para decir que la Universidad vive y sigue
siendo Universidad con un sentido activo y efectivo.
Que la actitud
parcial de cada uno de sus miembros vaya constituyendo un conjunto de acciones
efectivas que al final sea como el producto de un programa conjunto, como una
coexistencia en positivo que la haga alumbrar con gran luz difundida.
Que haya esa
acción unilateral que al final se pueda nombrar y mostrar como hechura activa,
producto de la Universidad como eje de acción.
Que continúe
habiendo la actividad especilística clave de la institución universitaria,
creatividad y expansividad como acciones universitarias para resistir el asedio
y el oprobio.
La Universidad es
conquista, siempre ha sido lucha y resistencia, y estos factores la han hecho
grande y esplendorosa.
Hoy, más que nunca
antes, nuestra casa universitaria nos necesita para luchar y triunfar. Esa
necesaria participación es el mejor regalo que le podemos hacer este mes de
junio cuando con tantas limitaciones celebra el 48 Aniversario de fundación.
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