Remitido Público ULA sobre nueva Ley de Educación Universitaria

 



REMITIDO PÚBLICO

 

EL CONSEJO UNIVERSITARIO DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES se dirige en pleno al Consejo Nacional de Universidades (CNU) y al país nacional respectivamente, para hacer de su conocimiento y fijar una postura en relación a la voluntad y firme intención de impulsar una LEY DE EDUCACIÓN UNIVERSITARIA. ADEMÁS DE LA SITUACIÓN DE EMERGENCIA COMPLEJA DE TODO EL SECTOR UNIVERSTARIO VENEZOLANO.

En tal sentido y por unanimidad exponemos lo siguiente:

1ro.- Uno de los aspectos más importantes y transcendentales en cualquier país y sociedad y más en el siglo XXI, viene dado por el papel y competencias estrictamente técnicas, científicas y humanísticas que tienen la salud, la seguridad y de manera especial la educación, esta última vista como el elemento transformador, dinamizador y de ascenso social en cualquier sociedad, razón por la cual, cualquier decisión que partidice estas áreas medulares y de primerísima importancia y transcendencia, trastoca y desnaturaliza a las mismas alterando su esencia, filosofía, objetivos y resultados;

2do.- La libertad, la pluralidad, la democracia, la autonomía y el pensamiento crítico son una condición sine qua non de la Universidad y de los universitarios. 

Las Universidades Autónomas por su propia naturaleza y esencia son plurales y están obligadas ética, moral y académicamente a innovar, a impulsar procesos de transformación que repercutan en una dinámica progresista y vanguardista en función de los avances científicos, tecnológicos, humanísticos y de las propias demandas a escala planetaria y nacional.

En consecuencia son competentes para impulsar procesos de reforma, asumiendo y nunca delegando su misión de formar no sólo profesionales con altos niveles de excelencia, sino además, el indiscutible rol de formar ciudadanos;

3ro.- Los universitarios no desconocemos la necesidad de adecuar y reformar la LEY DE UNIVERSIDADES DE 1970, o incluso, promover una Nueva Ley de Universidades, marco jurídico que no puede estar ausente de un claro tenor académico, humanístico y científico, preservando la esencia, sentido y espíritu plural, ilustrado y ecuménico que debe definir a la Universidad.

Tampoco debe confundirse con propuestas que desnaturalizan la misión y sentido de la Universidad venezolana, más todavía en la inédita situación y crisis actual del país, cuando precisamente la venezolana fue caracterizada como una Crisis Humanitaria Compleja.

4to.- Las universidades autónomas siguen siendo el semillero y las albaceas de talento, además las grandes protagonistas y actores que permitieron hacer de Venezuela un país de profesionales formados en todas las áreas del saber y el hacer. De tal manera que no puede pensarse en la mejora y progreso de una sociedad y país si dentro de esa ecuación está ausente la universidad y los ciudadanos.

5to.-  En estas dos décadas tenemos suficientes casos y ejemplos que revelan lo nefasto que es mezclar lo político e ideológico  con lo técnico, lo cultural, lo humanístico, lo financiero, lo laboral, lo humano, lo espiritual, en fin, tenemos un país cuya economía hace aguas, tenemos más inseguridad, tanto jurídica como personal, menos salud, menos empleos, menos salarios, menos poder adquisitivo, una diáspora y éxodo nunca antes visto.

Tenemos también unas ejecutorias que lesionan a una de las pocas instituciones de excelencia que el país ha tenido como son las Universidades, al negarles presupuesto para su normal funcionamiento, y llevar a las universidades y a los universitarios a una situación de desmejora y destrucción progresiva.  

6to.- Insistimos: nuestras universidades han sido las responsables de transformar al país, no hay lugar o ámbito de la vida, del país y de la sociedad venezolana donde se pose la mirada en que no haya intervenido positivamente la Universidad meritocrática venezolana.

En la actualidad se pretende de un plumazo aprobar una nueva e improvisada Ley de Universidades que en nada contribuye con el progreso de la educación superior y del país, además de desnaturalizar la academia y el propio hecho educativo.

7mo.- Afirmamos la autonomía universitaria que incluso está reconocida plenamente en la actual Constitución (art. 109).

Es un principio basado en la naturaleza misma de la universidad y del quehacer intelectual con libertad de pensamiento, cátedra e investigación y la respectiva autonomía administrativa.

En una sociedad democrática el pluralismo de pensamiento es inseparable de la autonomía universitaria y un principio válido para todas las universidades, “autónomas”, “experimentales” o “privadas”.

Todas ellas forman un sistema universitario único que es público con iniciativas y formas de gestión diversas, consagradas en sus respectivos estatutos oficialmente reconocidos.

8vo.- La universidad por su propia naturaleza es igualadora en oportunidades y diferenciadora en los resultados personales por el esfuerzo de cada quien.

La Universidad evalúa de forma diferenciada a los estudiantes y profesores, y los cargos deben asignarse de acuerdo a las evaluaciones y capacidades demostradas, a la permanencia y roles respectivamente.

La universidad también es participativa con formas muy variadas de responsabilidad compartida y de cogobierno, que ni empiezan ni terminan en lo electoral.

En importante no perder de vista que en todas las sociedades la selección de autoridades y de gerentes se hace de acuerdo con la naturaleza de la institución y del cargo, con modos muy variados; el voto universal es el menos recomendable en la mayoría de los casos.

9no.- Finalmente, consideramos que si bien es cierto requerimos una adecuación de la Ley de Universidades o incluso un nueva Ley, consustanciada con nuestra vigente Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999, no es menos cierto la impostergable necesidad y obligación del Estado venezolano y del actual gobierno de frenar la destrucción inducida.

Igualmente, discutir la inédita situación de “Crisis Humanitaria Compleja del Sector Universitario” que se expresa en el deterioro progresivo a niveles de hambruna y degradación humana expresada en la situación actual de total vulnerabilidad de todo el sector universitario (profesores, empleados, obreros y estudiantes)

Así también, la imposibilidad de cumplir con el mandato de la Constitucional Nacional en las funciones inherentes a la Universidad dado el deterioro de toda la infraestructura universitaria (salones, laboratorios, bibliotecas, comedores, etc.) y de las propias condiciones de funcionamiento - sin recursos financieros - acordes a la función protagónica e indeclinable que tiene la universidad pública, democrática, popular y autónoma en Venezuela.  

Mérida 14-03-2022

 

Mario Bonucci Rossini.
Rector.
 
Manuel Morocoima.
Secretario.


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