La Casa del NURR-ULA en Carmona | Opinión por el profesor Isidoro Requena (+)

 

 La Capilla del Colegio Santa Ana, se transformó en la Aula Magna del NURR  (Foto: Carlos Cegarra)  


LA CASA DEL NURR-ULA EN CARMONA

 

Por el profesor e investigador Isidoro Requena (+).

Artículo recuperado a propósito del cincuentenario del Nurr, la ULA en Trujillo. Publicado en junio de 2017.

 

Desde sus comienzos –es la confirmación unánime de las antiguas culturas- el ser humano se preguntó por el sentido de lo humano. Para responderse inventó un abanico de respuestas: mitos, religiones, filosofías, literaturas, artes, ciencias. Esa pregunta y el haz de respuestas anidan en esta casa y le dansu grandeza. Esto es lo que intento recordar una vez más.

Casa que anuda historias.

Esta casa fue construida para ser la sede del errante Colegio de Santa Ana, fundado en 1895 (hace 122 años), cuando llegaron a Trujillo las Religiosas Hermanas de la Caridad de Santa Ana.  Esta casa se inauguró el 1 de octubre de 1955 y comenzó su vida en el pabellón donde actualmente están la Sala “Charles Chaplin” y la Biblioteca “José Vicente Scorza”. Desde allí la construcción fue trepando rápidamente a través de esa amplia escalera de 123 peldaños, hasta arribar a la séptima planta, donde nos cobijamos.

Esta casa tiene profundas raíces con las que absorve la savia de un humus fecundo. Se plantó como un árbol al cobijo del Cerro Carmona (llamado así desde la Colonia) y se afincó en el Valle de los Mukas (donde la etnia de la Nación Cuica habitaba desde tiempo inmemorial). Junto al rumor de las aguas de la Quebrada de los Cedros. Justamente, en el lugar donde en 1570, de la mano de Francisco de La Bastidas, había arribado  la Ciudad Portátil, que andariega, desde su primera fundación en Escuque en 1557, buscaba un lugar acogedor donde asentarse definitivamente. 

Y aquí se quedó esta ciudad, que desde 1810 es la capital del estado Trujillo. Para esta ciudad y para este estado, en 1969  la Universidad de Los Andes (ULA) presentó a la Gobernación el proyecto del NUT (Núcleo Universitario de Trujillo).  Había cerrado ya para ese momento el Colegio de Santa Ana, y aquí, a esta casa, vino la ULA en 1972 a mezclar con tantas historias también la suya. Otro día, -ya los cedros habían emigrado-, el gobernador Eleazar González sembró el lugar de estatuas y lo llamó Parque de Los Ilustres. Y otro día más cercano ahí se mudó a vivir la Coordinación Trujillana de Cultura.

Dos conclusiones.

Primera,  esta casa es un enredo de historias: la suya (edad 62 años), la de una ciudad (edad 420 años), la de un estado (edad 207 años), la de la ULA (edad 232 años), la del NURR (edad  45 años).  Por lo que esta casa no tiene 62 años, los suyos, sino también los años de todas las historias aquí anudadas y de todos los pasados inmemoriales.

Segunda conclusión, esta casa no es sólo sus intramuros, sino el cielo que la cobija, el Cerro Carmona, el Valle de los Mukas, la Quebrada de Los Cedros… Ella es un tapiz urdido de retazos históricos y cósmicos.  

La casa y su amplio extramuros que la arropa es, también, un espacio de substrato metafísico. Escribía Briceño-Iragorry a un amigo de la infancia;  Tú me hablaste de que en las húmedas piedras de la Quebrada de Los Cedros se arraigan tus mejores recuerdos trujillanos; en tu recuerdo, agua y piedra. El agua que varía en cada momento de su vertiginosa diuturnidad; la piedra que permanece aún, así la arrastren las aguas atrevidas. Ningunos símbolos mejores que el del agua y el de la piedra”. Dos grandes existenciales dicen al hombre, transcendencia e inmanencia, camino y casa. Fluir y permanecer -había recordado Heidegger- es la esencia del lugar. 

Casa.

La voz de la sabiduría ancestral habla: Necesitamos casa. Porque en el camino se está a la intemperie; en la casa, al abrigo. Porque “el odio se amortigua detrás de la ventana”, proclama el verso de Miguel Hernández. Y el de Goethe sentencia: “El hombre fugitivo y sin casa es inhumano”.  La casa –añade Levinas- es la acogida humana, donde siempre alguien espera. Casa humana, que además compartimos con los dioses: Mi casa de los dioses,  la llama Briceño Guerrero.  Casa solariega, casa matriz, la más antigua y noble del NURR-ULA, casa de las raíces, casa de labor, donde guardamos nuestros aperos.

Casa de escaleras. Camino-escalera.

La casa se dobla de camino y casa, integra fluir y permanecer. Las escaleras son los caminos de una casa, caminos dentro de la casa. Las escaleras son un viaje –como el de Ulises- de eterno retorno; suben y bajan, ascienden y descienden. “El camino hacia arriba y el hacia abajo es uno y el mismo”, sentenció Heráclito. SÍ. Como las calles de los pueblos, como los ríos y las quebradas, como las venas del cuerpo… son  para el encuentro y la comunicación. Esta casa tiene una escalera regia –casi la escala de Jacob, de 123 peldaños- y muchas escaleras humildes, silenciosas, escondidas.

Casa guardiana de la memoria de Trujillo.

Aquí habitan tres albaceas de la memoria trujillana: de su memoria historiográfica, el CRIHES; de su memoria literaria, el CILL; de su memoria artística, el Museo “Salvador Valero”.

El Museo “Salvador Valero” tiene su historia. Nacido en 1976, habitó en la calle que sube. Desde 1987 es inquilino de esta casa. Museo de Arte Popular. Carmen Araujo su directora le desea larga vida: “El Museo de Arte Popular Salvador Valero seguirá siendo un espacio para la defensa de la creación popular”.

Aula Magna.

Recordación especial merece el Aula Magna del NURR. Capilla del colegio de monjas, se transformó en Aula Magna del NURR bajo la eponimia de un guerrillero -Argimiro Gabaldón-. Desde una mirada filosófica, ella huele a re-ligión. Se sustenta en sustrato ontológico:  “La religión antes de ser una confesión –reflexiona Levinas- es la pulsación misma de la vida donde Dios entra en relación con el hombre y el hombre con el mundo. Religión, como la trama del ser”. 

También se sustenta en sustrato ético, que nos recuerda Ricoeur: “Lo religioso, fuera de su fragmentación en múltiples confesiones, consiste en liberar el fondo de bondad del hombre, soterrada bajo la espesa capa de maldad”. Con razón acudimos allí para las grandes conversaciones, para graduar a la juventud trujillana, para despedir a nuestros muertos.

Inquilino afortunado.

Personalmente, soy inquilino de esta casa de la ULA-NURR en Carmona, desde el 15-10-1981, hace casi 36 años. Desde entonces, su historia y mi biografía están entrecosidas. Por eso, en este texto hago memoria y cuenta; es decir, memorizo desde mis recuerdos de estos años de inquilino y doy cuenta, es decir, hago el relato de lo que aquí he hecho –hemos hecho- y lo asumo. Porque todos hemos hecho nuestro pequeño aporte, todos hemos añadido un ápice a la riqueza de esta casa. El mío ha sido gritar que no estamos a la intemperie, que tenemos caparazón como las tortugas, que bajo nuestros pies se hunden recias raíces.

Igualmente hicieron su aporte denso los que se fueron este último año: Elina Rojas, José Vicente Scorza, Pedro Cuartín, Aníbal Rodríguez Silva, Raúl Vegas…  

 

Trujillo, junio de 2017.


Bio-Notas del Nurr, primera edición | Publicación por el profesor Alí Medina Machado


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Sitio Oficial de la Oficna de Prensa de la Universidad de Los Andes, Núcleo Universitario Rafael Rangel en Trujillo-Venezuela.
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