Amado Mogollón goza de la estima y el aprecio de la comunidad universitaria (Foto: Cortesía) |
Amado Mogollón: el vendedor amigo de los
estudiantes del Nurr
*Por: Carlos
Briceño Contreras / CNP: 23.325.
Licenciado en
Comunicación Social egresado del Nurr.*
Publicado inicialmente en la
sección “El Detector Curioso, de Diario El Tiempo en febrero de 2016 y
recuperado por el cincuentenario del Nurr, la ULA en Trujillo.
*** Este comerciante llegó a la ULA Trujillo en
1983 con deseos de estudiar ingeniería, con el pasar del tiempo empezó a
trabajar como vendedor y hoy en día es uno de los comerciantes más antiguos de
esta casa de estudios, donde ha sido por años el "pana de los
alumnos"
"¡Épale Amado!", le gritan los
estudiantes que se dirigen a clases. Él bromea con unos y al mismo tiempo
saluda a otros. En su puesto de trabajo los bachilleres se atienden solos y a
veces hasta se dan el vuelto; es parte de la confianza que todos le tienen al
entrevistado, persona que labora desde hace más de 35 años como vendedor del
Núcleo Universitario Rafael Rangel de la
Universidad de Los Andes (Nurr ULA).
Caminar por los pasillos de la Universidad de Los
Andes en Trujillo implica toparse con los comerciantes informales, a quienes
muchos consideran como vasos de agua en el desierto: Amado Ramón Mogollón Pérez
es uno de ellos, quien llegó a esta institución con deseos de ser
universitario.
"Yo llegué a esta casa de estudios en el año
1983 con la esperanza de estudiar Ingeniería Agrícola. Con el pasar del tiempo
me vi en la obligación de ponerme a trabajar. Al principio trabajaba y
estudiaba, luego me quedé solo como vendedor y aquí tengo más de 35 años",
rememora
Uno
de los más antiguos
Desempolvando sus recuerdos está él, rodeado de su
mercancía y de los saludos incesantes de todos los que pasan por el lugar:
"La señora Gloria 'Cielito' Reyes y yo somos los vendedores que tenemos
más tiempo acá".
Son muchos los recuerdos que guarda desde el
momento en que llegó a esta universidad, pero lo que más resalta es el empeño
acompañado de sacrificio con que los estudiantes asistían a las aulas de
clases.
Relata que "usted antes veía a la gente
estudiando en la madrugada (...) no existía el Eje Vial y teníamos un solo
autobús, lo manejaban el señor Jaime y Dimas. La gente ponía más empeño porque
hacía mucho sacrificio para venir".
"El compañerismo que teníamos todos es uno de
los recuerdos más preciados. También existía esa competencia entre los
universitarios de Valera y Trujillo por ver quién salía mejor en los
exámenes", dice con una sonrisa delineada en su rostro.
El
Nurr de antes y ahora
El Núcleo Universitario "Rafael Rangel"
se instituyó como extensión de la Universidad de Los Andes en Trujillo el 23 de
junio de 1972; este paso a la historia le permita a Amado establecer
diferencias respecto a ese núcleo de antes y ahora. "La diferencia que
existe entre esos tiempos y éstos es que antes se veía el fervor por el
estudio, más cariño y preocupación", enfatiza.
Reclutado
en la huelga
Antes de ingresar al Nurr se fue a Mérida con la
aspiración de estudiar Arquitectura y en ese momento participó en una huelga de
hambre que tuvo como desenlace su servicio a la Patria.
"Cuando eso no se presentaba la Pina, fui a
buscar cupo y habíamos tomado el rectorado con la huelga de hambre. Nos agarró
la policía y estuve 8 meses en la recluta, eso fue en el gobierno de Luis
Herrera, luego me buscaron cupo aquí en Trujillo", narra.
Sin pestañear ni un segundo, recuerda que "en
ese entonces la sede estaba en Carmona. Ahí empezamos y nos vinimos después
para la Villa Universitaria, fundamos los módulos y estrenamos estas
instalaciones".
Huele
a café
Amado Ramón Mogollón Pérez nació el 23 de abril de
1960. Vivió su infancia en la avenida 4 de Valera, dónde aún reside junto a sus
seres queridos; "ya mis padres fallecieron. De esa niñez me acuerdo de mi
abuelo Ramón Barrios; de Ramona, mi hermana; mis tías Gladys y Carmen, grandes
personas que estuvieron pendientes de mí para que saliera adelante".
La bolsa de pan con la que llegaba su abuelo todos
los días a las tres de la tarde del mercado y ese olor a café en su casa, son
algunos de sus recuerdos más gratos; por eso cada vez que el olfato hace de las
suyas sus vivencias renacen a través de los años.
"Eso nunca se olvida. Cuando
"Cielito" (la encargada del cafetín del núcleo) hace café y llega el
olor acá me acuerdo de mi abuelo", dice mientras le abre paso a la
nostalgia.
El
pana de los estudiantes
Este señor de contextura gruesa, piel morena, y
quien al momento de la entrevista lleva puesta una chemise azul y un pantalón
del mismo color, más que un vendedor de pasillo es considerado "el pana de
los estudiantes", tanto así que en más de una oportunidad ha sido el alma
de las rumbas universitarias.
De igual modo, son muchas las bromas que les hacen
los bachilleres como resultado de esa confianza, especialmente al momento del
almuerzo, porque tal como se escucha en aquel sitio, "Amado come más que
una lima nueva".
Eso lo enorgullece, le agrada sentirse querido
tanto por los alumnos como por el personal que labora en esa institución que se
convirtió en su casa. "Me alegra estar atento con los estudiantes y
sentirme como un padre para ellos, conocer sus preocupaciones, llegar a cada
uno, oírlos y estar pendiente de sus problemas", manifiesta.
¿Qué
papel juegan los comerciantes informales en el Nurr?
Hace años esa pregunta se la hicieron a un
profesor, dijo que nosotros éramos como un vaso de agua en el desierto, ya que
estamos distanciados de todo el poblado y por tanto no tienen otra facilidad
sino este servicio que les prestamos.
Enfatiza que los vendedores informales están
prestos ante situaciones que pudieran presentarse y "les facilitamos los
servicios que los muchachos necesitan, lápiz, cuadernos, una pastilla,
agarrarlos y llevarlos a un hospital. Todos juntos formamos una gran familia.
"Escribiré
un libro"
Las carcajadas no se hacen esperar al ser abordado
con relación a su vida amorosa, resulta un tanto difícil lograr que hable de
las mujeres que le han robado su corazón. Se nota que son muchas, porque entre
risas exterioriza que hasta piensa escribir un libro.
"Algún día voy a ver si escribo un libro, una
crónica. El amor de mi vida es mi mamá y las mujeres de la casa. De resto son
varias, no me confundas en eso", expresa entre risas mientras bromea con
una chica rubia que se acerca a comprar.
Revela sin titubeos que tiene una hija llamada Ada
Mogollón, "ella también trabaja acá en la universidad. Tiene tres
carreras, es técnico y licenciada en Recursos Humanos, y magíster en Gerencia
Financiera".
Este señor de 56 años confiesa que admira a muchas
personas, pero especialmente a esos que vienen de tan lejos a estudiar y hacen
inmensos esfuerzos para graduarse, pues muchas han sido las generaciones de
profesionales que Amado Mogollón ha tenido la oportunidad de conocer durante su
labor en esta casa de estudios superiores.
Política
y religión
"Siempre he tratado de ser apolítico para
poder hablar de todos los partidos (...) lo que hacen es destruir a este país,
por eso no milito en ninguno", opina.
Considera que su única religión es Dios, y que
"todos los cultos tienen sus pro y sus contras y es bueno agarrar un poco
de todo e ir observando para poder criticar, al igual que en la política".
¿Una palabra
con la que se describa?
Sinceridad.
¿Prefieres
una arepa o una sopa de mondongo?
¿Te
gusta más la fiesta en familia o individual?
En familia porque las rumbas son más buenas.
Amigo
incondicional
Amado Ramón Mogollón Pérez en un mañana pretende
seguir rodeado de esos muchachos que lo mantienen joven y fuerte. En vez de
comerciante parece ser un alumno más, a fin de cuentas llegó al Nurr a estudiar
y aunque no logró graduarse, ser "el pana de los estudiantes" es el
título que se ha ganado; esto le permite aconsejar, bromear y sacar sonrisas en
aquel pasillo de la Universidad de Los Andes en Trujillo, donde nadie pasa
desapercibido ante las ocurrencias del vendedor amigo.
Amado Mogollón y Gloria “Cielito”
Reyes los entrañables vendedores del Nurr, la ULA Trujillo (Foto: Cortesía) |
El siempre amigo de los estudiantes
del Nurr es Amado Mogollón (Foto: Cortesía)
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