*** En ocasión de conmemorarse el Día del Estudiante Universitario, la juventud ulandina asegura que la formación académica es primordial para impulsar un cambio nacional positivo desde la universidad libre, autónoma y democrática
Con entusiasmo,
los estudiantes ulandinos superan adversidades para obtener su título universitario
(Foto:
Carlos Cegarra) |
PRENSA ULA-NURR / Sheyla Rosario
(Coordinación de Extensión). La libertad de pensamiento propiciado desde
los espacios universitarios ha sido bandera para que sus estudiantes propicien acciones en pro de mayor justicia, inclusión,
solidaridad y equidad social, haciendo frente a situaciones complejas en base
al respeto y la igualdad, equidad social y contribuyendo a forjar cambios en
todas las áreas del saber.
Es así como cada 21
de noviembre, en ocasión al Día del Estudiante Universitario, el Núcleo Rafael
Rangel de la Universidad de Los Andes (NURR-ULA), rememora la valentía y rebeldía de los jóvenes
universitarios, quienes en el año 1958 emprendieron una cruzada libertaria impregnada
de identidad y lucha por la autonomía, además la apertura a un mundo de
posibilidades y oportunidades para la sociedad apartadas de todo acto represor.
Mantener la esperanza
En este sentido,
Rubmaryel Valera, cursante del segundo año de Comunicación Social, asevera que
a pesar de las duras circunstancias que atraviesa el país y que afectan a todos
los ciudadanos, especialmente a los estudiantes, los sueños deben seguir en pie,
confiados que una generación distinta debe levantarse para ser voz de verdad y
constructores de bienestar social.
La declarante, quien
también cursa la carrera de Psicología Social en la Universidad Politécnica Territorial
del estado Trujillo (UPTT) y labora en un medio de comunicación, indica que eligió
estudiar periodismo la ULA Trujillo porque es posible levantar a Venezuela y a
la universidad sin perder la esperanza. Afirma que siempre habrá una nueva oportunidad, aún cuando las
circunstancias avizoren un futuro incierto.
“Estoy segura que
si se puede y vale la pena seguir estudiando y continuar. No nos dejemos guiar
por pensamientos negativos, la historia de otros no tiene por qué repetirse en
nosotros, somos una generación de cambio, podemos y está en nuestras manos promover
transformaciones para la historia del país, si nos disponemos a hacer cosas
diferentes, produciremos un cambio”, expresa.
Jóvenes optan por educarse en el NURR
No hay limitantes
Por su parte Manuel
Berrios, alumno de Comunicación Social, demuestra que más allá de las dificultades
o impedimentos físicos se puede soñar en grande, con disciplina y constancia. Con
orgullo relata su travesía para trasladarse desde su residencia en las Mesetas
de Chimpire, municipio San Rafael de Carvajal, hasta el recinto universitario
para cumplir con sus actividades académicas, enfrentando distintos obstáculos
que se presentan para asistir a sus clases.
El joven ulandino
enfatiza el privilegio de contar con el apoyo de sus padres, quienes con
entusiasmo, amor y entrega lo acompañan en todo momento y son parte esencial en
su proceso formativo. Además manifiesta
sus grandes expectativas respecto a la
ULA, a temprana edad su anhelo fue formarse en una carrera en el NURR, por ser
una de las mejores universidades del país, con reconocimiento internacional.
Berrios exhorta a
que más allá de recuperar la infraestructura institucional, los jóvenes
ulandinos son llamados a cambiar desde adentro, en la forma en cómo se ve la
casa de estudios superiores, como institución que no solamente otorga un título
académico, sino reconocer con sentido de pertenencia, todos los conocimientos y
aprendizajes adquiridos junto a sus aportes al país.
“Estudiar en la universidad te abre un sinfín
de puertas, si lo sabes aprovechar. Entendemos que nuestro sistema educativo lo
veamos maltratado y quizás no veamos posibilidades para Venezuela por la
situación actual, pero no hay mal que dure cien años. Ante ello es importante
mantener el optimismo, instruirse y avanzar”, destaca.
Desafío académico
Del mismo modo, la cursante
de Ingeniería Civil, Mileidy Froilán, indica
las adversidades que enfrentan los estudiantes para poder formarse
académicamente, las cuales abarcan la falta de transporte, ni contar con providencias
que faciliten su permanencia en la institución, siendo factores desalentadores.
La oriunda de la población de Jajó, municipio Urdaneta, resalta que
para ayudar a su familia con los gastos que incurre el traslado a la alma mater, se dedica al oficio de la
repostería. Acota que disfruta cada segundo de lo transcurrido en su carrera,
esperanzada en que pronto la universidad ofrecerá mejores condiciones y supera,
como siempre, los obstáculos presentados.
“La ULA ofrece la oportunidad de prepararnos en una profesión sin
necesidad de salir del estado Trujillo, estudiar
es la opción y aunque en los actuales
momentos son muchos los elementos que pudieran desanimarnos y hacernos dudar,
debemos afrontar los desafíos siempre esperanzados en que vale la pena los
esfuerzos que hacemos”, opina.
Estudiantes universitarios llamados a mantener el ideario libertario y la pluralidad democrática
Confiar en la educación
Mientras que Diego Aranguibel, estudiante del 5° año de Derecho,
señala que estudiar y trabajar se ha convertido en un reto para muchos
universitarios, aunado a los distintos
inconvenientes presentados para
asistir a la institución y cumplir satisfactoriamente con las actividades
formativas.
En este contexto, el bachiller afirma que la situación país ha
generado en muchos jóvenes la desmotivación para continuar estudios superiores.
Sin embargo, insiste en la necesaria formación académica y la preparación para
ingresar al campo laboral, ya que es a través del conocimiento donde se
presentan las grandes oportunidades.
Asimismo, asegura confiar en la ULA, como una de las casas que vencen las sombras
con extraordinaria trayectoria en el país y la primera en la región trujillana,
luchando por mantenerse de puertas abiertas ante un cúmulo de vicisitudes
externas e internas.
“En la actualidad es crucial el rol protagónico de los estudiantes
universitarios en el país, claro sin hacer uso de la violencia sino con métodos
alternativos, basados en el diálogo, el consenso, elaboración de planes y
proyectos a fin de establecer mecanismos que conlleven al desarrollo académico,
cultural, social y político del país”, manifiesta.
Riqueza académica
Jesús González, cursante de Educación, mención Física, Deporte y
Recreación, narra lo arduo que es para él trasladarse desde su residencia en el
Alto de San Juan, parroquia La Puerta, Valera, hasta la Villa Universitaria,
Pampanito, situación que en lugar de causar desánimo es un motivo de esfuerzo para
titularse como profesional.
El ulandino, quien también labora como agricultor, asevera que la
universidad enfrenta un momento complejo, pero no es viable decaer, hay que
perseverar.
En referencia a la frase de Jean Smith: “la riqueza de las
naciones es por la libertad del individuo”, el bachiller acota que “mientras la
universidad tenga las puertas abiertas, existiremos estudiantes dispuestos a
defenderla y ser recordados por siglos, porque somos los responsables de
levantar la nación”.
Desde su punto de vista, “la adversidad nos hará fuertes, aunque estemos en medio de una encrucijada. Como toda crisis, todo lo malo pasará, nos preparamos para ser los mejores y reconstruir al país más fuerte de Latinoamérica, es decir, Venezuela desde la trinchera universitaria”, resalta.
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Reconocer esfuerzos
Por su parte Kimberly Ramos, de Educación, mención Lenguas
Extranjeras, habla sobre la degradación económica-social venezolana que afecta profundamente
la autonomía universitaria, vulnerando de manera notable los derechos a recibir
dignamente estudios superiores, pero que gracias al sentido de pertenencia
institucional hoy día la academia se mantiene viva.
Agrega, quien alternando sus estudios con la responsabilidad
laboral como instructora de natación y diseñadora de campañas publicitarias, que
“el futuro de la universidad es prometedor, siempre se puede mejorar y lograr
grandes cosas. A la vez, es fundamental reconocer el esfuerzo de los docentes,
administrativos y mantenimiento de nuestra alma
mater, quienes perciben bajos
salarios y continúan trabajando con la
convicción de que somos los estudiantes los que en un futuro cercano, tendremos
la responsabilidad de conducir las riendas del país y somos la razón de
ser de la academia”.
Academia viva
Han transcurrido 65 años de aquella gesta histórica y aunque
son otros tiempos, el espíritu de rebeldía e ímpetu de la comunidad
estudiantil universitaria trujillana se mantiene encendido, comprometido con la
promoción de conocimientos y aprendizajes que conlleven al establecimiento de
una cultura de paz, promovida desde las aulas, impregnados de respeto a la
dignidad y forjando acciones que conduzcan
al cambio con un sentido netamente humanista.
Los testimonios ulandinos ratifican el compromiso de la juventud con
el desarrollo del pensamiento crítico y
autónomo frente a los procesos de aprendizaje como futuros profesionales,
capaces de hacer frente a distintos problemas sociales mediante los
conocimientos adquiridos durante su carrera.
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