VOLVER AL PASADO
(PARA APOSTAR AL NURR Y ENRUMBARLO A MEJORES DESTINOS, EN UNIÓN PERFECTA, COMULGANDO TODOS CON LOS MISMOS PRINCIPIOS)
PALABRAS CLAVES: IDENTIDAD Y
PERTINENCIA
Opinión por:
Pedro Rivera Chávez.
Profesor del Departamento de Biología y Química.
Editor-Jefe Fundador de la Revista Academia.
Editor Adjunto del FEMBI.
Director emérito de SERBINURR.
Villa Universitaria del NURR, la ULA Trujillo.
Domingo, 22 de
junio del 2025.
Estamos ante la alborada de cumplirse un año más de la
creación de la casa que vence las sombras en Trujillo.
El 23 de junio arribamos a nuestro 53 aniversario en una
de las etapas más sombrías que le ha tocado vivir al Núcleo Universitario
“Rafael Rangel” (NURR), pero que sin lugar a dudas saldrá nuevamente airoso y
muy fortalecido de tan cruenta realidad, cuando no recibe el presupuesto requerido para atender las múltiples
necesidades de sus recintos universitarios extendidos en diversas regiones de
nuestra geografía regional, sumado a la diáspora de alumnos, docentes, obreros,
personal administrativo y técnico.
Quiero recordar que la propuesta para la creación de esta extensión de la Universidad de Los Andes (ULA) en el estado Trujillo tuvo su génesis en el impulso vivo y creativo de la comunidad trujillana asida de la mano de la bicentenaria ULA hacía la búsqueda de una mayor presencia universitaria en el estado.
Para esa época, Trujillo permanecía huérfano de una casa de estudios
superior, que le permitiese a todos sus hijos el ingreso a un recinto
universitario, evitando de esa manera, el que tuviesen que emigrar a otras
entidades, pero que no era factible, ya que eran pocas las familias que
disponían de un presupuesto para hacerlo.
Ello conllevó a la realización de lo que se denominó la
Hora Cero, que se constituyó en el epicentro de un gran movimiento reclamante
de los derechos de un pueblo ávido de la sed de conocimientos, que lo sacase de
la miseria intelectual que lo cobijaba.
Y es así, como el 27 de julio de 1971 la población unida
se volcó a la calle en una gran caravana automovilística, con más de 100 carros
y más de 1000 personas, movilizándose a Mérida para hacer realidad la
Universidad para Trujillo.
Lo realmente valorable y que nuevamente quiero expresar,
fue esa unidad indisoluble de la comunidad
trujillana, en la búsqueda de la extensión universitaria para su estado, sin
distingos de ninguna naturaleza, hacia el logro de un fin único.
Hacia Mérida se trasladaron entre otros Andrés Lomelli
Rosario, Humberto González Albano, Manuel Andara Olivar, Víctor Valera Marrtinez, Sabino Braschi, Mireya Mendoza, Alí Toro Sánchez, Pepe
D’ Albenzio, Albes Pachano Rivera, Juan Ramón Fernández, Marcos Ruben Carrillo,
Arturo Luis Barroeta, Luis Mendoza Montani y José de Jesús Cooz.
También, los periodistas Pedro Cegarra, Guillermo
Montilla y Luis González, y el grueso de la comunidad trujillana, integrada por
amas de casa, obreros, empleados públicos, etc.
Lográndose así, la gran proeza, en la que el pueblo
trujillano, hizo presencia en el recinto del Aula Magna de la ilustre ULA para
solicitar ante sus autoridades, el considerar la creación de una extensión
universitaria en la ciudad capital del estado, evento jamás vivido antes en esa
casa de estudios.
Igualmente, vale la pena mencionar otro evento, no menos
significativo: Eladio Muchacho Unda, primer presidente de la asociación de
estudiantes trujillanos de la ULA, solicitó una entrevista con el Rector Pedro
Rincón Gutiérrez para plantear la creación de la extensión, y quien le prometió
realizar un estudio de factibilidad, actividad que fue continuada por los
bachilleres Luis Lobo y Simón Azuaje, ya que Eladio se graduó antes de la culminación del señalado
estudio.
Esta actividad no queda en el vacío y el Consejo
Universitario de la ULA solicita al Consejo Nacional de Universidades la
creación del Núcleo Universitario Trujillo (NUT), el 23 de junio de 1972,
coincidiendo con la fecha de los natalicios de Fray Juan Ramos de Lora,
fundador de la hoy bicentenaria ULA y de Cristóbal Mendoza, trujillano y primer
presidente de Venezuela.
Con el logro del cometido ingresan los primeros estudiantes para formarse en las carreras de educación, básico de economía y el ciclo básico de ingeniería.
Ya hoy día, se dictan 26 carreras de pregrado, en las instalaciones de la Villa Universitaria, inaugurada
el 29 de noviembre de 1986, amén de los postgrados y doctorados que se imparten en los edificios de la Casa Carmona.
Hace tres años al cumplirse los cincuenta años de su
creación, señalé el avance insoslayable de Trujillo, producto capital de
la creación del NUT, luego convertido en NURR, el cual debía permanecer en el sentimiento de sus habitantes y
que nos correspondía defenderlo como dé lugar, por mandato imperante de sus dos grandes
baluartes: Pedro Rincón Gutiérrez, Rector Magnífico de la ULA, y Antonio Luis
Cárdenas, su primer Coordinador.
Pese a las dificultades existentes y a la profunda crisis en que estamos inmersos considero que el futuro del NURR es prometedor si la comunidad universitaria se vuelca decididamente a cumplir fiel y fehacientemente con los postulados de una universidad democrática y pluralista, haciendo verdadera academia y cumpliendo sus roles de docencia, investigación y extensión.
Ante ello, podemos recordar las palabras del recientemente fallecido papa Francisco, quien nos señaló: “seamos menos soberbios y más humildes de corazón”.
Mientras que existan personas que amen la Universidad, la
Academia estará viva y las casas que vencen las sombras seguirán siendo el faro
luminoso que guíen a los pueblos por los senderos del progreso y el NURR no
puede escapar de esta aseveración.
Debemos apostar al NURR y enrumbarlo a mejores destinos. No
podemos olvidar la proeza de la comunidad trujillana descrita al comienzo de
este artículo, si es necesario, volvamos a recurrir al pueblo trujillano,
recordando a Gabriel García Márquez, quien expresó: “vale la pena volver a
empezar una y mil veces mientras uno esté vivo”.
Parafraseando al ilustre escritor García Márquez diremos: Nunca
olvidemos el pasado y si es necesario volvamos a él en perfecta unidad, no en diversos
grupos separados por ansias de migajas de poder e insistamos en empezar una y mil veces
más, siempre en unión perfecta, comulgando todos los mismos principios.
No necesitamos de un ser especial que se considere el
único capaz de resolver la crisis, sino por el
contrario, empezar una y mil veces más a formar un verdadero bloque unitario, conformado por pueblo, profesores,
alumnos, obreros y personal administrativo.
Volver a ello no es repetir remedos, sino consolidar
voluntades. Por consiguiente, dos palabras claves, para lograrlo: identidad y pertinencia.
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