Lílido Ramírez: un científico
con un legado inagotable para el país y para la Universidad de Los Andes
El profesor Lílido Ramírez trabajando en el Laboratorio de Fisiología e Inmunología (LIFI) (Foto: Cortesía María Fabiola Di Mare L.) |
Por:
María Fabiola Di Mare L.
Este 19 de abril fue
un día triste para la academia universitaria venezolana ante la sentida partida
física del destacado profesor Lílido Nelson Ramírez Iglesia, docente e
investigador Titular de la Universidad de Los Andes, Núcleo Universitario
“Rafael Rangel” (NURR). Su lamentable pérdida deja una huella imborrable y un
gran legado, no solo por su prolífico trabajo como académico y docente, sino
también por su labor administrativa y gremialista en esta institución
universitaria.
El adiós del
profesor Lílido Ramírez significa una pérdida irreparable para el país, para la
Universidad de Los Andes, para el NURR y para diversas instituciones
científicas de renombre nacional, donde depositó con ahínco todas sus luchas y
el tesón que lo caracterizaba en aras de conquistas que aún hoy en día se
palpan y han sido muy valiosas para la institución.
Cuando una persona
de tantas cualidades intelectuales y personales como el profesor Lílido Ramírez
se va, resulta más que merecedor recordarlo y enaltecer sus logros, puesto que
no en vano, en el año 2014, el NURR lo propuso como Profesor Emérito de la
Universidad de Los Andes.
Entre sus logros
más destacables se encuentran la fundación del Laboratorio de Fisiología e
Inmunología (LIFI) del NURR y del Centro de Investigaciones Agrícolas,
Biológicas, Educativas y Sociales (CIABES-ULA), del que fuera su Director y que
a la fecha es uno de los centros de investigación más importantes de la ULA de
Trujillo. Particularmente el CIABES fue un sueño hecho realidad después de
mucho trabajo y vicisitudes sorteadas para su concreción.
Asimismo, el Profesor
Lílido Ramírez fundó y fungió como editor-jefe de dos importantes revistas
universitarias que forman parte del repositorio institucional de la Universidad
de Los Andes (SABER-ULA), las Revistas Mundo Pecuario y Mundo Universitario. En
la primera de estas publicaciones se evidencia un gran legado en el área de la
producción animal y la genética reproductiva de animales rumiantes. Por otro
lado, en la Revista Mundo Universitario desplegó toda su capacidad intelectual
y creativa al servicio del interés nacional en el análisis de temas
coyunturales en materia universitaria, política, económica y social.
Su quehacer
académico se irradió a La Universidad del Zulia (LUZ), siendo miembro fundador
del Grupo
de Investigación en Reproducción Animal de la Región Zuliana
(FUNDACIÓN GIRARZ) y gran colaborador de la Revista Científica de la Facultad
de Ciencias Veterinarias, de la que fue Asesor Emérito, árbitro e
investigador.
La labor del
profesor Lílido Ramírez no se circunscribe sólo a la producción académica,
puesto que también desempeñó cargos de relevancia para la gestión universitaria,
de la investigación y la difusión del conocimiento. Así, fue miembro del
Directorio Principal de la Fundación para el Desarrollo de la Ciencia y la
Tecnología del estado Trujillo (FUNDACITE – Trujillo); Coordinador de
Investigación y Postgrado del NURR y miembro del Directorio Principal del Fondo
Editorial Mario Briceño Iragorry; Miembro suplente del Directorio del Consejo
de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico de la Universidad de Los
Andes y Miembro principal de la Comisión de Ciencias Biomédicas; Representante
Profesoral ante el Consejo Superior de Núcleo durante varios periodos y Representante
Profesoral ante el Consejo Universitario, entre muchas otras funciones que con
éxito ejerció durante los 38 años de su actividad como docente e investigador
en la Universidad de Los Andes.
En la actividad
gremial se destacó por haber sido Vicepresidente del Colegio de Médicos
Veterinarios del estado Trujillo y su colaborador incondicional y miembro de la
Directiva de la Asociación de Profesores de la Universidad de Los Andes -
Seccional Trujillo. Con su ímpetu y fuerza característica su lucha gremial
permitió que se instalase en la ciudad de Trujillo una sede de la Caja de
Ahorro de Profesores (Caprof ULA) y el servicio de Odontología de CAMIULA.
Fue presidente e
impulsor de la Asociación Venezolana de Producción Animal (AVPA) y palpable fue
su preocupación e interés por otorgar un lugar importante a Trujillo en el
devenir de la ciencia y la academia del país, al organizar y celebrar en estas
tierras el XI Congreso Venezolano de Producción e Industria Animal en el año
2002.
Nació en
Encontrados, estado Zulia, arropado por el relámpago del Catatumbo, en el año
1944. Muy joven salió de su pueblo natal para continuar estudios que lo condujeron
hasta la Argentina para allí iniciar su carrera en medicina veterinaria, en la
Universidad del Nordeste, que culminó en la Universidad Centro Occidental
Lisandro Alvarado (UCLA). Posteriormente, la Universidad del Zulia (LUZ) le
otorgó el título Magister Scientiarum en Producción Animal con orientación en
Genética y Reproducción y a propósito de este grado
académico, recibió una mención honorífica por la tesis presentada, la cual se
intituló: “Factores que afectan el reinicio de la actividad ovárica postparto
en vacas primíparas mestizas en el trópico”.
Su destacado desempeño académico lo
hicieron merecedor de una Beca otorgada por la Agencia Internacional de Energía
Atómica para realizar un entrenamiento en el uso de radioinmunoanálisis para el
estudio de la endocrinología reproductiva de los rumiantes, en la Universidad
Austral de Valdivia, Chile, y una estancia en el Laboratorio de Endocrinología sobre técnicas del
radioinmunoanálisis en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Sus investigaciones
en el área de la salud y producción animal significan una piedra angular para este
campo de estudio, con una producción científica que abarca más de 90 publicaciones
entre artículos científicos en revistas arbitradas, libros en coautoría,
memorias de congresos y un sinfín de trabajos de divulgación que abonaron con
tesón el conocimiento humano.
Su actividad como
docente e investigador fue reconocida de manera reiterada mediante premios y distinciones
otorgadas por la Universidad de Los Andes y otras instituciones de prestigio
nacional que forman parte del sistema de promoción de la ciencia y tecnología
de la nación y que testifican su fecunda labor académica.
Resulta destacable
que el profesor Lílido Ramírez, en sus últimas investigaciones se orientó hacia
la etología y el bienestar animal. Esto surgió a partir de inquietudes y
preocupaciones sobre la posibilidad de mejorar el manejo y trato hacia el
ganado vacuno con fines reproductivos y de consumo. En ese sentido, realizó el
I Curso Nacional de Etología y Bienestar Animal en el NURR, y una segunda
versión de este evento había sido proyectada para desarrollarse a finales del
año 2017.
Su estancia en
Argentina no sólo lo nutrió política e intelectualmente, sino también le
permitió conocer a quien sería su esposa y compañera de toda la vida, la
también destacada docente e investigadora Adelina Díaz de Ramírez, con quien
tuvo tres hijos: Karina, Juan Alberto y Pablo Sebastián.
Desde muy joven y
hasta el final de su vida se vinculó con la realidad política, económica y
social de su país. A su innumerable producción académica, se agrega un nutrido trabajo
en artículos de divulgación sobre temas del acontecer nacional. Su pasión casi
inagotable por la escritura, por la ciencia, por el análisis a través de la
matemática y la estadística, le valieron el reconocimiento durante varios años
consecutivos, ubicándose entre los 10 autores más leídos o con mayor cantidad
de descargas en sus publicaciones en el Repositorio Institucional de la Universidad
de Los Andes (SABER-ULA).
En este punto
resulta sumamente difícil sintetizar la vida y obra del profesor Lílido Ramírez.
Se ha recorrido en muy pocas líneas lo que merecería páginas enteras de la vida
de un gran estudioso y de un hombre que lo dio todo por su país, por la
Universidad de Los Andes y sobre todo por el Núcleo Universitario “Rafael
Rangel”.
En estos breves
párrafos no se puede dejar de mencionar sus cualidades humanas, la bondad y el cariño
que dio a su esposa, a sus hijos, nietos, familiares y amigos. Lílido encarnaba
mucho entusiasmo y alegría, como buen zuliano. No era un hombre de mezquindades,
ni egoísmos. Por el contrario, impulsaba a todos los que lo circundaban. Tenía
el poder de liderar y empujar con su energía para convertir sueños personales
en proyectos colectivos.
El profesor Lílido
Ramírez representa lo positivo venezolano, aquellos valores que deben mantenerse
y enaltecerse por encima de las adversidades. Es un claro ejemplo de que en
nuestra patria sobra talento, sabiduría y amor por el trabajo.
Sin duda es un
momento triste para el país, para la Universidad y para quienes tuvimos la
dicha de compartir con él y aprender con él. Podemos decir que fue un hombre
que luchó toda la vida, un imprescindible, como diría Bertolt Brecht. Se fue físicamente,
pero nos deja su espíritu, su huella y su legado para que sigamos construyendo la
nación y la Universidad que queremos.
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