El NURR en la antesala de su cincuentenario | Opinión

 


El NURR en la antesala de su cincuentenario | Opinión


 *Alí Medina Machado,

Profesor y Cronista del Nurr-ULA*

*Artículo de opinión en el marco del 49 Aniversario del Nurr-ULA, conmemoración institucional en homenaje al beato trujillano Dr. José Gregorio Hernández *


El NURR, Núcleo Universitario Rafael Rangel, de la ULA, Universidad de Los Andes, la Universidad de Los Andes en Trujillo, la matriz fecunda que dio presencia universitaria al estado, por él mismo y por el nacimiento de las otras universidades que aquí funcionan. Esta casa grande, o mejor, que fue grande, noble y generosa, está hoy en artículo de muerte, a punto de desaparecer. Vive una situación calamitosa, por no decir desesperada, sin que pareciera doler la conciencia de nadie por su suerte y su supervivencia, en este abismo o postración que lo atormenta y hace sucumbir, como un naufragio. 

El NURR que fue una fortaleza, la idea, proyecto y programa que nació para salvar a Trujillo, hacerlo y desarrollarlo, darle destino y engrandecerlo como una inmensa aspiración;  el NURR de tanta historia acumulada escrita con una rapidez sorprendente por la suma de sus grandes y pequeñas acciones, entre el pensamiento y la ciencia, batallando en una lid no de confrontaciones sino de alcances y de logros en todo lo que se proponían sus autoridades, profesores y estudiantes, en la docencia, la investigación y la extensión, de equipos y grupos, cada uno tratando de sobresalir con sus esfuerzos y productos.

En suma, un pequeño proyecto universitario que se convirtió en una gran Universidad, sin nada que envidiar a otros centros universitarios nacionales de su misma categoría y aún de mayor envergadura de años, instalaciones, presupuesto y aportes financieros. El NURR llegó a colocarse en una cima, y sus miembros sentimos ese honor de pertenecerle y de representarlo con todo orgullo, porque sabías que era ya una institución académica de mucho nombre y prestigio.

La fuerza intelectual y gerencial de sus gestores en Trujillo, en Mérida, en Caracas, y otros lugares del país, animó a una comunidad estadal completa a participar en su creación y funcionamiento inicial; sus aguas tempranas fueron fluyendo hasta convertirse en ese río educativo regando los intersticios del estado, por lo que no hubo sitio o lugar regional que no lo sintiera vivo en sus entrañas, y toda la entidad sintió su presencia, por lo que en el fondo el NURR se convirtió en la Universidad del estado Trujillo. Era la realidad de aquella propuesta salvadora y redentora que vino a hacer universitario a Trujillo. Por eso los gestores locales y fundamentalmente, los nobles ciudadanos que siempre debemos de nombrar, doctores Pedro Rincón Gutiérrez y Antonio Luis Cárdenas, se jugaron su prestigio por el Núcleo, lo echaron a andar a veces contracorriente, y abrieron ese camino que se hizo, el más intenso capítulo de toda la historia trujillana. 

Nada hay más grande en la historia de Trujillo que la biografía del Núcleo Universitario Rafael Rangel. Es la empresa del siglo XX, aunque podemos decir que es la mayor empresa de todos los siglos de Trujillo.

Centro de su destino, veredicto de su suerte, la humanidad mayor, la liberación de su inteligencia, su máxima libertad, su símbolo más enhiesto, su empresa formidable, sus frutos más grandes, su verdadero honor, su verdadera paz, su inconmensurable amor... todo esto y más ha sido el NURR para Trujillo. Y entonces, ¿Qué pasó?

Desde la existencia del NURR cambió el concepto de educación entre nosotros, y la realidad social también se fue haciendo diferente. Había la intuición entre los que se atrevieron a fundarlo, de que la universidad nos cambiaría el destino, y así vino sucediendo. No se puede negar que el estado Trujillo de hoy es otro, su hombre y su ambiente, lo humano y lo social, pues una de las acepciones de la palabra universidad reza la sustitución del estancamiento por el cambio, atraso por desarrollo, miseria por abundancia, instrucción por educación; esta última palabra mágica trastoca al suelo y al hombre, los despierta y conduce a la civilización; desarrolla la personalidad y acrecienta incansablemente los valores. 

Fue el NURR el gran remedio a la frustración y a la impotencia de las familias trujillanas, que hasta los años de su existencia vivían negadas a que sus hijos ya bachilleres tuvieran acceso a la educación superior, y otras veces se sentían vencidos por la imposibilidad de enviarlos a estudiar en otras ciudades, lo que implicaba penurias económicas y desarraigo familiar. Y en estos aspectos el NURR fue una bendición para Trujillo. Con él se acabaron las privaciones, los jóvenes dejaron de sentirse malogrados. El NURR fue la más grande compensación a las necesidades de los padres trujillanos. Y dice el diccionario sobre el término frustración entre paréntesis, ´´El sujeto puede reaccionar sobre la frustración mediante conductas de compensación o de sublimación´´. Esto último, una sublimación, fue el NURR para los trujillanos, y muchos otros no trujillanos.

Era el NURR un centro de grandeza profesoral como pocos. Qué bastión humano tan notable y presente en todos sus espacios. Qué gran capítulo institucional el de sus profesores, una doctrina pedagógica de los más altos niveles a todo lo largo de su vida, una universidad para la convivencia en cooperación y de competición en procura del triunfo del intelecto y de la ciencia, regados el conocimiento y el saber por doquiera en el ámbito total de sus espacios, bien en la casa de Carmona, bien en la Villa Universitaria de El Prado y hasta en los mismos Módulos, donde descollaba esa deseada socialización entre profesores viejos y jóvenes, doctores y magísteres, y otros en proceso de formación dentro de su escalafón. Lustre y prosapia de una Institución que funcionaba gracias a la entrega y pasión de profesores de la talla de José Vicente Scorza, Elina Rojas, Isidoro Requena, Juan Jiménez, Jesús Enrique Zuleta, José Miguel Monagas, Arelys Pino, Juan Moyeja, Felipe Velásquez, Ernesto Pérez Baptista, Lílido Ramírez, Martha Méndez, Ernesto Rodríguez, Zulay Rojo, Diana Rengifo, Camilo Perdomo, Aníbal Rodríguez, Jairo Portillo, Juan Carlos  Delgado, Haidee Urdaneta de Ramírez, Rolando Adriani, Dilia de Urrecheaga, Alberto Villegas, Margot Carrillo, Jesús Sisco, Luis Javier Hernández, Fernando Mejías, Roy Quintero, Marianela García, Ivenne Méndez, Antonio Vale. 

En fin, un inmenso grupo humano consustanciado con una misión universitaria en procura de fabricarle un destino de vida y desarrollo a una entidad geográfica deprimida y atacada por todas las insuficiencias reales y posibles. Conscientes y bien intencionadas generaciones profesorales que hicieron del NURR una sociedad ordenada y productiva, fiel a los postulados que la alma mater les encomendó de acuerdo con la organicidad de sus estatutos y el decreto que le dio razón de ser, en que se hablaba de ¨Formar una imagen peculiar de esta región del país, a la zaga del desarrollo por los factores históricos conocidos, pero aún más por la incompetencia ancestral de sus gobernantes, dirigentes y por qué no, de su gente, geracionalmente apática y falta de interés y motivación por la lucha social reivindicadora.´´

El cuerpo profesoral del NURR con presencia y rigor, signo emblemático de la calidad institucional, vino disminuyendo por diversas causas, más que todo porque la institución ha perdido posición y se ha debilitado mucho en sus niveles académicos como Universidad valorada y reconocida, lo que sin duda, ha ocasionado que pierda atractivos, a lo que se suma que muchos profesores de altísimo valor y trayectoria por su currículo y experiencia, se acogieron al beneficio de la jubilación, alejándose casi siempre de sus compromisos con la Universidad, al igual que otros profesores que han sido atraídos por centros universitarios nacionales y del extranjero, con innegables mejoramientos profesionales,  calidades ambientales y grandes paliativos económicos.

La deserción estudiantil, debida esencialmente a la diáspora impuesta por el destino a nuestro país, en hora aciaga hizo su aparición en la institución y le ha arrancado miles de estudiantes, haciendo bajar ostensiblemente la matrícula que, en su mejor época, llegó a rondar los nueve mil estudiantes. Hay fotografías que muestran las instalaciones de la Villa Universitaria repletas de estudiantes, con sus aulas y pasillos llenos, un jolgorio colectivo de voces risueñas que le dieron por muchos años una inmensa felicidad a la noble casa universitaria. Hoy, la merma estudiantil tan marcada debe llamar también a la reflexión, y obligar, por qué no, a pensar en estrategias que sean efectivas para frenar el éxodo, por ser éste mucho más peligroso que cualquier otro factor de los que atacan y perjudican la vida institucional del NURR.

Otra causa manifiesta que debe manejarse en la decadencia del NURR son las muy difíciles condiciones laborales para un trabajo apropiado y satisfactorio, los salarios pírricos, malos servicios médico asistenciales, carencia de transporte, de equipos, útiles y materiales de trabajo, bandidaje, atracos, robos programados, saqueos a granel, impunidad para estos hechos. Como podemos ver, una suma de factores negativos que se han acumulado, hasta el punto de presenciar un posible colapso de la institución, que no quiera Dios se dé, por el descalabro educativo superior que tendría el Estado. 

Y todavía más, el desinterés general y la pérdida de sentido de pertenencia de la comunidad regional con el NURR, aunque también de éste con la comunidad mea culpa necesario, todos ajenos al drama que vive el centro educativo, incapaces de visualizar lo grave y cruel que sería para la región perder el NURR, que ahora sucumbe ante el asedio de la miseria humana, enquistada en fracciones de la misma institución, en el gobierno, en organismos municipales y sociales, y en un ambiente del colectivo social, que parecieran estar todos acordados para acabar con esta Universidad que, a pesar de ello, y cercada por todas partes, se atreve a abrir en este mes de junio de Dos mil veintiuno, la celebración de su AÑO CINCUENTENARIO, en el mes de junio de dos mil veintidós.

Cómo no ser una empresa educativa de valor, si siempre en su devenir fue acumulando nuevas presencias reales y llenando espacios apropiados a su alta misión académica. Vemos así que en sus años cimeros la comunidad del NURR puso a funcionar, entre otras instalaciones concretas, departamentos, institutos, centros, laboratorios, grupos, como el Centro de Investigaciones de Desarrollo Integral Sustentable CIDIS, el Centro Regional de Investigación Humanística, Económica y Tecnológica CRIHES, hoy Instituto, Centro de Investigaciones Literarias y Lingüísticas Mario Briceño Iragorry. Centro Experimental de Investigaciones Parasitológicas José Witremundo Torrealba, hoy instituto, Centro de Ecología de Boconó, Centro de Agricultura Tropical Alternativa y el Desarrollo Integral, el Grupo Lácteos, Laboratorio de Epidemiología Molecular, Laboratorio de Biología de Lutzomyia, Laboratorio de Investigación Educativa Don Simón Rodríguez, Laboratorio de Ecología de Parásitos, Unidad Experimental de Producción Animal, Grupo de Investigación de Suelo y Agua, Laboratorio de Investigación de Fisiología e Inmunología, Grupo de Química Ambiental, Laboratorio de Ecología Humana, Laboratorio de Fitopatología, Laboratorio de Fisiología y Postcosecha, Grupo de Triatominae,  Laboratorio de Suelos, Grupo Geociencia, Grupo de Investigaciones en Lenguas Extranjeras, Laboratorio de Investigaciones Semióticas y Literarias LISYL, Grupo de Investigación de Producción Animal, entre otras instancias del conocimiento. 

En fin, una acumulada asociación humana, que supo vencer limitaciones y obstáculos diversos y sobresalir positivamente, ya que había el deseo y la convicción de dar fuerza y constancia al trabajo desde todos los espacios posibles, fundamentalmente docencia e investigación como pilares de una Universidad que conocía sus proyectos, retos y metas, realidades y posibilidades, y sus prospectivas creadoras con finalidades de formación humana y tecnológica en vías a la mejor transformación social. El NURR como Universidad fue siempre en proyección creciente, y sus profesores y estudiantes lo hicieron viable y efectivo desde su propio seno apropiado y cónsono en que abundaba la comunión y la hermandad, la ciencia y el humanismo conjuntados y armonizados, un modus vivendi alentador de años y años, desde sus aulas y sus laboratorios, como tenía que ser. 

En su etapa cimera el NURR fue una institución de óptima categoría, y una auténtica comunidad con plena efervescencia funcional, atiborrada y efectiva, eficaz en la producción de bienes humanos y materiales. En él se han formado generaciones de profesionales superiores. Hay que ver lo que significa un diploma universitario para un joven. El título universitario hace distinto al hombre y a la mujer, los vuelve triunfadores, les da un futuro propicio y seguridad. El NURR ha titulado a millares de profesionales trujillanos y de otras partes. Los formó para lo grande y hermoso con los ideales de Don Simón Rodríguez como ejemplo. La talla de sus egresados siempre ha sido de altura. Los hizo una plenitud humana en función de actualidad y de utilidad. El NURR ha hecho de Trujillo una gran familia. Ha educado a una vasta porción de sus hijos provenientes de todo el estado

En una de las paredes exteriores del sector que en la casa de Carmona ocupa el Instituto ´´José Witremundo Torrealba´´, se lee el párrafo final del discurso del doctor José Vicente Scorza, devenido ahora en sentencia o anatema irrecusable cual una imprecación, por lo que venimos viendo en el trance infeliz que vive la institución, Dijo el maestro ´´Que para el veinte de agosto del año dos mil nueve, cuando tengamos  que conmemorar el centenario del suicidio de este mártir, esta Universidad sea digna de su ejemplo, si no, que el espíritu iracundo de Rangel armado de un látigo, arroje de su templo a los farsantes, vividores, traficantes y cómodos que pretendan prostituirla´´. Ese grave juicio del sabio profesor, su alerta y encubierta advertencia, está pendiente por lo que viene ocurriendo. Porque él pidió que esta Universidad fuera grande, honesta y consagrada como fue su mentor. Y así actuó el NURR hasta esta etapa última, eficaz y plural, pleno de acciones y realizaciones, señalando el mejor camino al estado en sus necesidades de educación superior, cubriendo y sobrepasando metas y expectativas, demostrando como lo acordó en una oportunidad el Consejo Universitario de la ULA, que, ´´en la vida universitaria el logro de los altos niveles de virtud académica se conquista con el esfuerzo, la perseverancia y la dedicación total´´. 

Estos documentos y otras disposiciones, depositados y olvidados en los anaqueles de despachos y de otras instancias del Núcleo, deben ser rescatados y releídos, buscando reactivar contenidos conceptuales, pensamientos e ideas, con afirmaciones de un lenguaje promisorio y alentador en esta hora aciaga en que imperan la inercia y el completo desinterés institucional. Sin duda, hay toda una terapéutica eficiente y salvadora en esos repositorios documentales que deben sacarse a la luz para una lectura pública y un debate exigido por las circunstancias. Y con urgencia, antes de la indeseada pero probable extinción final. 

Entonces, planteamos algunas preguntas que no esperamos se conviertan en simples interrogaciones retóricas, sino que entre todos busquemos respuestas a estas y otras interrogantes. ¿Qué pasó?, ¿Qué factores o causales llevaron al NURR a esta decadencia?, ¿Qué produjo esta situación de calamidad en que se encuentra?, ¿Cómo superar su crisis?, ¿Qué debemos hacer?, ¿Quiénes pueden ayudar a salvarlo y reflotarlo?, ¿Deben buscarse culpables, hacer acusaciones, sacar a relucir nombres y apellidos de personas? Lo primero, no busquemos respuestas a esta última interrogante. No echemos más leña al fuego. Vamos a ser prospectivos, a mirar hacia adelante, a programarle un futuro inmediato. En pocas palabras, ponerlo a funcionar mediante un llamado de conciencia a sus directivos, profesoras y profesores, alumnado, personal administrativo y técnico, cuerpo obrero y cuerpo de vigilancia y, fundamentalmente, a la gente de Trujillo, a los trujillanos de Trujillo, agentes y pacientes inmediatos de esta Universidad, lo que más tienen qué ganar y qué perder. 

Es a la población, a la que tiene que interesarle más que el NURR esté abierto y en funcionamiento. No al gobierno, porque a éste le da lo mismo que esté abierto o cerrado. El gobierno no tiene ningún interés en el NURR. Eso está completamente comprobado. El lema o eslogan principal de la apertura del año cincuentenario de la Institución debe ser: ¡SALVEMOS AL NURR! Tenemos todo un año por delante para realizar esta nueva hazaña. La providencia es salvarlo, lo demás, Dios mediante, lo conseguiremos también.


Rememorando la historia del Nurr al arribar a sus 49 años | Opinión por el profesor Pedro Rivera Chávez


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Sitio Oficial de la Oficna de Prensa de la Universidad de Los Andes, Núcleo Universitario Rafael Rangel en Trujillo-Venezuela.
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