Profesores universitarios: símbolos de
resistencia y resiliencia
Pese a los problemas, el equipo profesoral del NURR-ULA continúa
formando a las nuevas generaciones de profesionales (Foto: Carlos Cegarra) |
OPINIÓN
*Por Pedro Antonio Rivera
Chávez.
Profesor activo del Nurr-ULA, adscrito al Departamento
de Biología y Química.
Editor Fundador Adjunto de
la Revista ACADEMIA.
Editor Adjunto del Fondo
Editorial Mario Briceño-Iragorry.
Director Emérito de
SerbiNurr.*
04 de diciembre de 2023,
Trujillo.
No se educa cuando se impone la verdad, sino
cuando se enseña a buscarla honestamente.
José Manuel Estrada
Esta frase
hoy día es simplemente retórica y suena hasta cargada de ironía, que felicidad
se puede sentir cuando hemos sido despojados por el régimen que conduce los
destinos patrios de una serie de derechos que habíamos conseguido tras arduas
luchas; cómo sentir felicidad cuando nos han quitado nuestra autonomía; cómo
ser felices cuando se nos paga un sueldo mísero que menoscaba nuestra calidad
de vida; cómo ser felices cuando hemos sido despojados de un sistema de salud
cónsono con la noble tarea de encausar, llevar y guiar a nuestros alumnos en la búsqueda del conocimiento y de
nuevos saberes; cómo entrar al mar de la felicidad cuando sabemos la triste
realidad que al terminar nuestro ejercicio profesional nos espera un mundo de
incertidumbres, ya que no tenemos un
seguro de vida que nos garantice terminar felizmente nuestros días del
peregrinar en esta vida.
Quienes
hoy en día hemos persistido en seguir contribuyendo en la proyección y creación
de nuevos saberes, en el proceso de formar con ética y honestidad a los nuevos
profesionales que el país reclama, consustanciados con los más nobles ideales
de lograr una patria capaz de albergar a todos los compatriotas en un lar de
igualdades y de paz, ciudadanos que eleven a Venezuela al clímax que soñaron y
por el cual lucharon intensamente nuestros libertadores, abogamos porque desde
el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria recoja todas
las inquietudes y vicisitudes del Profesorado Universitario en general, sin
menoscabo ni limitaciones de ninguna índole, haciendo valer el principio de la
pluralidad democrática como ente fundamental en la naturaleza de las
universidades venezolanas y recoja el clamor unánime, para que dé una respuesta
favorable que permitan el cese definitivo de todas las quejas y requerimientos
que los gremios han sustanciado a todo lo largo y ancho de nuestra bien amada
Venezuela en que están sembradas las casas que vencen las sombras, que pueda
garantizar una academia de altura con una educación de calidad, que permita la
formación de los profesionales que el país exige y requiere: honestos, capaces
y leales con los más nobles intereses.
El rol de
un profesor universitario es el de ser competente en la búsqueda de propiciar
actividades de enseñanza aprendizaje que permita la creación de espacios
propicios para la discusión y difusión
del conocimiento, y entre sus principales valores que debe poseer se encuentran
fundamentalmente su idoneidad profesional, competencia en la asignatura que
imparte, así como su integridad.
En nuestro
país celebramos el Día del Profesor Universitario desde el 5 de diciembre de
1958 en conmemoración de la aprobación de la Ley de Universidades realizada por
la Junta de Gobierno que ejercía el poder provisional en Venezuela luego de la caída
de Marcos Pérez Jiménez.
Podemos
considerar el 5 de diciembre como una fecha especial que logre el
reconocimiento en el proceso de formación de las nuevas camadas que acuden a
las aulas universitarias en la búsqueda del conocimiento que los capacite, para
ser útiles en cualquier destino o derrotero que deban enfrentar a lo largo de
su existencia.
La aún no
terminada pandemia del COVID 19 han obligado al docente universitario a
desarrollar nuevas habilidades para dictar sus clases y permitir que las aulas
universitarias permanezcan abiertas, por lo que actualmente se ha venido
trabajando en tres sistemas: virtual, semipresencial y presencial.
Camilloni
señala que “en cuanto al conocimiento y dominio sobre cómo enseñar, los
docentes utilizan la didáctica específica de su área para desarrollar
estrategias y proponer recursos para la enseñanza y aprendizaje, que la adapten
a los diversos temas que la componen y que, a su vez, capten la atención de los
estudiantes y promuevan en ellos el interés por investigar y cuestionar”
Aún
estamos viviendo un mundo convulsionado por efectos de la pandemia que no han
desaparecido y que nos ha permitido redescubrir un nuevo modo de impartir la
docencia, así como relacionarnos con los estudiantes y asirnos a la idea de que
esta nueva forma de vida reclama una nueva oportunidad de aprendizaje aplicando
lo que señala Paulo Freire “todos aprendemos en interacción con el mundo”, y
por aplicación lógica, este mundo que vivimos nos invita a aprender de esta
nueva situación que no habíamos vivido.
Lo que si
podemos afirmar es que la pandemia nos obligó a los docentes a una nueva forma
de enseñanza para la cual no estábamos preparados. Hemos pasado de un modo
presencial a un modo virtual y en base a ello debemos seguir lo que proponen
Himas y Cisternas: “como ensayar nuevos caminos por donde transitar en el
futuro”.
Ante esta
magna fecha del 5 de diciembre, en la que no tenemos nada que celebrar por el
estado crítico y agobiante en el que se encuentra la docencia universitaria debemos
concluir que es necesario que patrón, gremios, grupos políticos y la gran masa
profesional deben encontrar nuevos caminos para salir de este estado de indefinición
en el que estamos inmersos.
Vamos a
unirnos todos, sin distingos de ninguna naturaleza y propongo que a partir de
este 5 de diciembre detengamos el odio que nos separa y unámonos todos para
volver a ser semilla de esperanza y no un corredor de ilusiones rotas.
La Patria
y la Universidad nos lo reclama y la masa estudiantil nos lo exige, que les
permita seguir recibiendo una educación de calidad, cónsona con la realidad del
país.
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