Consejería Estudiantil Nurr: Subsistencia de la academia dependerá de su adaptabilidad más no conformidad | Comunicado



 MEMORIA, CUENTA Y PERSPECTIVA DE LA CONSEJERÍA ESTUDIANTIL DEL NURR-ULA AÑO 2020-2021


A un año de la paralización de casi la totalidad de la universidad venezolana, la Consejería Estudiantil del Núcleo Universitario "Rafael Rangel" (NURR) de la Universidad de Los Andes (ULA) cree ineludible hacer una rendición de cuentas a la comunidad universitaria, en especial a los estudiantes, así como exponer de forma franca y transparente nuestras expectativas para nuevos periodos académicos: 

Hacer una tomografía de nuestra casa de estudio en el último año, debe partir del análisis de la raíz de sus males. Las profundas heridas de las universidades nacionales, ocasionada por los sistemáticos ataques gubernamentales, no solo hicieron que quedaran inconscientes, sino que se agravarán sus padecimientos, sobre todo en tiempo de pandemia, en el que la sobrevivencia institucional vigente se vuelve cada vez más improbable. 

No obstante, la universidad venezolana también sufre de la imperceptible autodestrucción de sus mismos órganos. En la casa del pensamiento libre, cada vez más se padece de intolerancia y censura desde su mismo seno. La pluralidad, como fundamento ontológico de la universidad, se encuentra gravemente intoxicada. Asimismo, el sistema para medir e incentivar la excelencia académica presenta graves fallas, ejemplo de ello es que en el NURR van 3 años que los estudiantes destacados no reciben sus merecidas Órdenes “Luis María Ribas Dávila, que condecora al esfuerzo y dedicación en la academia, a pesar de nuestras insistentes solicitudes. 

El discurso vacío de la lucha por la autonomía se ha transformado en líquido en los pulmones de la universidad, no solo por no verse a simple vista, sino por su peligrosidad e imprevisibilidad: la potestad organizativa no pocas veces se ha usado para aplicar de forma arbitraria su propia normativa interna; la evidente incapacidad financiera de las universidades de reaccionar ante la asfixia presupuestaria; el olvido por organizar y ejecutar programas académicos y de extensión conectados con las necesidades de la sociedad; y hasta la ausencia de la sanadora, pero insuficiente, renovación de los cargos administrativos. Estas y otras consideraciones no son sino una muestra de la necrosis de los valores universitarios, que una vez más demuestra que la desorientada universidad venezolana es el reflejo de un país que también agoniza. 

En la evolución de las patologías universitarias –preponderantemente un modelo académico y administrativo desfasado-, lamentablemente muchos de los cambios que pueden llegar a ser, se quedan en desánimo e intereses de aquellos que, en el fondo, no quieren que nada cambie. Curar nuestra universidad implica, no solo que la mejoría sea efectivamente posible, sino que sus órganos vitales (sus autoridades y la comunidad universitaria en general) estén dispuestos a sufrir una dolorosa pero necesaria recuperación. 

En estos aspectos, el NURR-ULA no es la excepción, a un año de la paralización de casi la totalidad de sus actividades, ha venido cayendo en agonía. Procedimientos, resoluciones y comisiones inconclusas o que en muchas veces no cumplen su misión, falta de acceso efectivo a la información y a los órganos universitarios (verbigracia, ausencia de designación de Coordinador de Servicio Comunitario), y opacidad en la gestión universitaria (incluyendo la A.C. Operadora Agrícola Finca el Reto), son cuestiones que, si bien parecen posibles de resolverse, se han vuelto improbables en nuestra labor como representantes estudiantiles. Para evitar que el NURR termine de fenecer, es necesario transformar el burocrático sistema universitario actual. Urge el antídoto de un nuevo modelo universitario de gobierno abierto que se ajuste a las necesidades del sector productivo del país, que cuente con una estructura institucional que aproveche los espacios y el personal capacitado para producir recursos económicos, intelectuales y tecnológicos vitales para sacar a la universidad del coma inducido en el que se encuentra actualmente. 

Para hablar sobre el reinicio de clases (en cualquier modalidad), es inevitable evaluar el estado crítico de las universidades; crítico no solo por lo expuesto, sino por el contexto de crisis humanitaria y sanitaria que vivimos, especialmente agravada por la calamidad mundial de la enfermedad del COVID-19. Los riesgos a la salud pública, las condiciones salariales de los profesores que, más que injustas, son humillantes, y la agobiante situación económica de la mayoría de los estudiantes y del resto de la comunidad universitaria, hacen necesario replantearse la universidad tal como la conocemos. La subsistencia de la academia es posible, pero ello dependerá de su adaptabilidad –más no conformidad- a la difícil realidad que padecemos, lo cual necesariamente requiere de la voluntad, esfuerzo y sacrificio de todos los sectores de la comunidad universitaria (autoridades, profesores, estudiantes y personal ATO). 

Durante este difícil año hemos promovido alternativas para el reinicio de actividades académicas, según el caso. Desde las diversas gestiones tendientes a la culminación del semestre B-2019 y del año U-2019, hasta las reiteradas propuestas desestimadas para el inicio del debate sobre un nuevo periodo académico en esta nueva realidad. Hablar de clases en el NURR actualmente parece un tema prohíbo, o al menos no de la importancia suficiente, a pesar de la gran incertidumbre que gobierna a la comunidad universitaria. 

A 236 años de la fundación de nuestra alma mater, los ulandinos tenemos un deber histórico en no permitir que termine de morir la académica. Evitar que queden frustrados los sueños de los estudiantes y que sigan la renuncia masiva de profesores, en otras palabras, que generaciones queden oscurecidas por la falta de luz del conocimiento, es una tarea que debe partir de nuestra propia casa de estudio. El alma de la universidad es su comunidad; su subsistencia depende de todos. 


Trujillo, 05 de abril de 2021


Alejandro Colmenares                                                 

Consejero (P) del NURR           


Laura Alvarado                               

Consejera (P) del NURR


Ruddy Bermúdez                                                         

Consejera (P) ante el Consejo                                   

Interdepartamental


Andrés Canelones

Consejero (P) ante Servicio Comunitario


* Descargue la Memoria, Cuenta y Perspectiva de la Consejería Estudiantil del Nurr-ULA año 2020-2021 en:

https://drive.google.com/file/d/1Dtv2AyfA-QXES8DKMgIMuGgkEGrEzH7H/view?usp=sharing




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Acerca de Prensa NURR-ULA

Sitio Oficial de la Oficna de Prensa de la Universidad de Los Andes, Núcleo Universitario Rafael Rangel en Trujillo-Venezuela.
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