Mi casa está de Fiesta… | Opinión por el profesor Luis Javier Hernández

 

Dr. Luis Javier Hernández (Foto: Archivo / Prensa Nurr)


Mi casa está de Fiesta…

 

 

*Por Luis Javier Hernández Carmona. 

Doctor en Ciencias Humanas.

Profesor Titular ULA-Venezuela

Coordinador General Laboratorio de Investigaciones Semióticas y Literarias (ULA-LISYL)

Miembro Correspondiente de la Academia Venezolana de la Lengua. Correspondiente de la Real Academia Española*.

 

 

Hoy, mi casa está de fiesta, entre historia, nostalgias y sonrisas, llegan entrelazados a la brisa trujillana, cincuenta años de existencia plena y radiante. Cincuenta años que no pueden resumirse en un instante, pero tampoco diseminarse en un tiempo remoto, porque forman parte de miles de historias particulares que hoy vuelven a encontrarse, como lo hacen siempre cuando añoramos esos espacios donde crecimos para la vida, fuimos juntando ilusiones, penurias y alegrías para hermanarnos en los sueños comunes que hoy nos siguen uniendo a pesar de las distancias.

...

A esta casa llegué una mañana lluviosa, con un ánfora llena de sueños y expectativas alentadas por el hogar primigenio que impulsaba a buscar nuevos horizontes. Allí comencé el recorrido de los 123 peldaños para ascender al cuarto piso, encontrarme con la palabra y sucumbir ante su magia y maravilla; esa palabra heredada de la madre lectora, la albacea de los errores y aciertos de quien se atrevió a nombrar el mundo con palabra propia.

...

En el constante tránsito por los 123 peldaños, fue develándose un universo tan cierto como enigmático para habitar un paraíso conformado por un horizonte de palabras que mudan de piel a cada rato, juegan a ocultarse tras una niebla que recuerda el eterno rocío de las tierras boconesas para hacer fértil el alma de quienes tuvimos el privilegio de nacer en ese lugar tan singular, donde la esperanza ara la tierra en cada bostezo del sol.

...

Así fue develándose la vida, forjando la voluntad y entendiendo que la docencia es el más acertado camino del hombre en sus intentos por hacer de la utopía una metáfora de vida. En ese ascenso y descenso, el bachiller se hizo preparador; luego Licenciado, para emprender vuelo a otras latitudes e intentar poner en práctica todo lo aprendido en esta particular Alma Mater, generalizada bajo el nombre de núcleo; una denominación devenida del cariño de ese pueblo que encarnado en un noble ideal, logró una extensión de la Universidad de Los Andes a convertirse en emporio intelectual que hoy día, es la primera facultad en investigación de la ULA. Además de ser una sincrética instancia donde lo científico y lo humanístico conviven en la más plena armonía, venciendo los chocantes paradigmas que excluyen y separan.

...

Por los arpegios de la vida, volví a casa para cursar la Maestría en Literatura Latinoamericana, precisamente ubicada en el cuarto piso, en ese recorrido de los 123 peldaños donde la palabra por siempre aguarda. Y allí, tuve el privilegio de conocer al maestro Isidoro Requena, el Ser de paso calmo y dulce severitud para recorrer los caminos literarios desde la filosofía y sus misterios. El Ser que me adoptó como su discípulo para integrar la generación de relevo, quien me enseñó que la subjetividad trascendente es la mayor expresión del humano ser para encontrarse consigo y complementarse en el otro. El maestro, mi maestro, que con su paciencia y sapiencia supo enseñar para la vida, mostrar caminos hasta el momento desconocidos y complejamente enigmáticos. El maestro que por siempre habitará esta casa, pues es parte de los muros del tiempo a soportarla eternamente. Esa presencia constante que me acompaña como la sombra ductora al momento de la reflexión, ese diálogo permanente de nunca acabar, sino a ser prolongado en cada línea a publicar.

...

Entonces, el germen de la lectura inculcado por mi madre y la paciencia del maestro, me llevaron al sueño anhelado de ingresar a esta casa de cielos abiertos como docente; mucho más allá de la formalidad, era cumplir un sueño, materializar uno de los más añorados deseos, habitar de manera plena esta casa que por siempre vivirá en mí y yo en ella. Ella me ha dado la oportunidad de reencontrarme con quien llegó aquella mañana lluviosa cargado de sueños y pretensiones, encarnado en cada estudiante que vitaliza la existencia, posibilita la oportunidad de seguir soñando la palabra a manera de quimera para sentirnos vivos en medio de las incertidumbres y las cegueras ideológicas; en esos seres tan puros como la esperanza sostenida por la sonrisa de un niño.

...

De ese transitar los 123 escalones de esta casa, han transcurrido 35 años de mi vida, no sé si son pocos o muchos; lo cierto, los necesarios para hacer un inventario invalorable de lo que ha significado para mí este lugar de resguardo, sueños y utopías, donde he podido hacer posible lo inimaginable, saber que la vida es cierta en las volatilidades de la palabra, que la muerte no existe y el olvido es un remoto rumor a descompensarse ante el poder imbatible de la memoria creadora.

...

Lo cierto es que mi casa está de fiesta, la casa de todos, más allá de las celebraciones institucionales, hoy hay una celebración en cada hogar de esta sincrética región. En cada profesor, egresado, trabajador o comunidad que sienta de veras la presencia mágica de esta instancia maravillosa, sin importar el lugar donde se encuentre, porque hoy regresa al lugar originario, cargado de cariño, agradecimiento y nostalgias para reencontrarse con los afectos macerados por el tiempo hoy detenido en 50 años, pero seguros de su prolongación en la eternidad.

...

…Mi casa está de fiesta…

Esa casa de la memoria y la nostalgia donde volvemos a ser nosotros, a reencontrarnos en las aulas inamovibles en las que nos formamos, reencontrarnos con los compañeros idos y distantes, pero que de alguna manera, vuelven trascendidos en este momento cuando de manera simbólica, estamos reunidos nuevamente en estos espacios sonreídos por la esperanza eterna del sueño cumplido. Sencillamente, hoy hemos vencido la muerte y el olvido, porque estamos a resguardo de la casa de la eterna juventud y sapiencia a encauzar torrentes de sueños e ilusiones.

...

…Mi casa está de fiesta…

Eterna será esta casa, macerada en la pluralidad de un pueblo que vence las limitaciones para hacerse instancia maravillosa en las manos de una generación a proyectarse infinitamente…

Bendita sea mi casa, hoy de cumpleaños, que sobre ella lluevan todas las posibilidades y, de no ser así, que ella las construya, porque en su esencia reside la fuerza y fortaleza para enrumbar destinos y delinear horizontes.

...

Hoy, mi casa está de fiesta… larga vida a mi casa. Que por siempre venza la finitud e inmediatez. Eternamente sea la cimiente para encontrar al Ser en su más pura esencia.

Larga vida a la casa que habita en mí, quien me dice a cada momento que hemos logrado hacer de la utopía el espacio donde los sueños son una hermosa realidad.

...

…Mi casa está de fiesta…Bendita por siempre sea mi casa…


Al Núcleo Universitario “Rafael Rangel” en su cincuentenario | Opinión por el profesor Alí Daniel Medina Ángel


Compartir Google Plus

Acerca de Prensa NURR-ULA

Sitio Oficial de la Oficna de Prensa de la Universidad de Los Andes, Núcleo Universitario Rafael Rangel en Trujillo-Venezuela.
    Blogger Comment
    Facebook Comment

0 comentarios:

Publicar un comentario