Rememorando el Día del
Profesor Universitario | Opinión por Johny Humbría
Los
profesores universitarios financian la educación venezolana (Foto: Referencial / Carlos
Cegarra)
*Por Prof. Johny Humbría
Presidente de la APULA Trujillo*
5 de diciembre del
2022
Hoy se cumplen 64 años de una lucha histórica de
los universitarios venezolanos tras la caída de la dictadura de Marcos Pérez
Jiménez, cristalizándose la Ley de Universidades que por décadas rigió nuestra
autonomía. Desde 1958, con la llegada de la democracia, en Venezuela se amplió
el acceso a la educación superior mediante distintas vías.
Una de ellas, el financiamiento de seis
universidades autónomas: la Universidad Central de Venezuela, la Universidad de
Los Andes, la Universidad de Carabobo, la Universidad Centro Occidental
Lisandro Alvarado, la Universidad del Zulia y la Universidad de Oriente. Se
ratificaba así, la autonomía universitaria, la libertad, pluralidad y la
administración de nuestros propios recursos presupuestarios y académicos.
Como “viernes negro” se llamó en 1.982, a la
primera gran devaluación de la moneda, con él llegaba el deterioro económico de
la población y los universitarios no escapamos a ello. Los convulsionados años
80’ quebraron las relaciones entre el Estado y las universidades, para
apaciguar el conflicto de los profesores universitarios, el gobierno nacional
decretó las Normas de Homologación, que fue el primer instrumento legal de
carácter nacional para regir los ajustes salariales del profesorado.
A pesar que allí se privaba a los Consejos
Universitario, de fijar los salarios y otros beneficios socioeconómicos de los
profesores, este mecanismo en su artículo 13 establecía el ajuste del salario
de los académicos cada dos años, tomando como referencia el índice acumulado de
precios al consumidor en ese período (IPC) según cifras del Banco Central de
Venezuela. Las Normas de Homologación contemplan la negociación entre la
Federación de Profesores Universitarios de Venezuela (FAPUV) en representación
de los profesores universitarios y una comisión del Consejo Nacional de
Universidades, con la finalidad de producir un acuerdo de aprobación definitiva
del salario y demás beneficios de previsión social y salud. Las turbulencias
desparecen y privan las posiciones democráticas de los universitarios y del
gobierno.
Para el año 1991, la Federación de Asociaciones de
Profesores Universitarios de Venezuela (FAPUV) y el Consejo Nacional de
Universidades (CNU), ratifican el contenido de la Ley de Universidades que
contempla la autonomía académica y administrativa de la sociedad del
conocimiento y junto con la Asociación Venezolana de Rectores (AVERU) y
acuerdan que cada 5 de diciembre en conmemoración a la promulgación de la Ley
de Universidades, se celebre el Día del Profesor Universitario en Venezuela.
Para enero de 2001, cuando apenas iniciaba la
Revolución Bolivariana, el salario de un profesor titular pasaba los 2.600
dólares y tenían vigencia las Normas de Homologación como política de
recuperación salarial de los profesores. Política salarial que funcionó hasta
el 2002-2003, por la continua lucha de los universitarios. Para el 2004-2005,
comenzaron las decisiones discrecionales. Hugo Chávez imponía un ajuste
salarial por debajo de la inflación, por la vía del decreto sin discutirlo en el
Consejo Nacional de Universidades (CNU) ni con FAPUV, ajuste salarial que
violentaba la escala salarial de los diferentes escalafones de la carrera
académica.
Para el 2.007 Chávez pierde el Referéndum Popular
que propugnaba el socialismo, pero igualmente impone el Plan Sectorial de
Educación Superior 2008-2013, el cual se derivó del Primer Plan Socialista de
Desarrollo Económico y Social de la Nación (2007-2013) y comienza la odisea y
la merma de la calidad de vida de los profesores universitarios, cuando se
desconoce la progresividad de nuestros derechos consagrados en la Constitución,
contraviniendo el artículo 13 de las Normas de Homologación. Se radicalizan las
protestas y comienzan huelgas de hambre en algunas universidades. Para el 2012,
el salario de los profesores instructores que representa el primer escalafón de
la carrera académica, descendió a nivel del salario mínimo. Los conflictos se
acentuaron.
Para el 2013 “La Vida por la Educación” es el lema
de la huelga de hambre de los universitarios, propugnando un presupuesto justo
para la universidad pública venezolana, salarios de acuerdo con los índices
inflacionarios, respeto a las normas de homologación, aumentos en las
providencias estudiantiles y rechazo a las pretensiones de la Convención Colectiva
Única que buscaba desaparecer las organizaciones sindicales y la
Autonomía.
Falsamente, el gobierno presionado por el paro
nacional de 2013, suscribió un acuerdo con FAPUV, AVERU, reconociendo a la
FAPUV como legítima representante de los profesores universitarios y
ratificando la progresividad e intangibilidad de los derechos laborales de los
profesores universitarios. También reconocía la vigencia de los acuerdos
federativos (Normas de Homologación) y Actas Convenio Institucionales suscritas
entre las universidades y sus asociaciones de profesores.
Ese mismo año se aprobaba la Convención Colectiva
sin la participación del gremio. Los profesores dejábamos los muros del
claustro universitario y salíamos a la calle pacíficamente a luchar por las
reivindicaciones de nuestros derechos. Desde ese año, los venezolanos somos
testigos de una etapa perversa en el proceso de destrucción de la educación
universitaria en el país. La intención de este régimen siempre ha sido destruir
y doblegar las universidades autónomas venezolanas, se pretende imponer un
pensamiento único para que desaparezca la crítica y la pluralidad que siempre
nos ha caracterizado.
La política de este gobierno seguirá siendo
desaparecer las universidades autónomas venezolanas, eso no cambiará mientras
no cambie el gobierno. Desde hace años el salario de los profesores es
simbólico, la falta de mantenimiento deteriora la infraestructura, desaparece
la investigación y la emigración del personal es constante. A partir de 2015 se
obligó a las universidades a excluir del presupuesto, los proyectos de
investigación, formación de personal, infraestructura física, laboratorios y
equipamiento de bibliotecas, entre otros.
El artículo 103 de la Constitución sostiene que la
educación impartida en “las instituciones del Estado es gratuita hasta el
pregrado universitario”, pero tras ese quiebre del modelo de financiamiento, el
debato es permanente. Las Contrataciones Colectivas únicas han representado una
pérdida salarial de aproximadamente de 2000% con respecto a las Normas de
Homologación. Quienes financiamos la educación en este momento, somos los
profesores, porque con esos sueldos no se puede vivir.
La política de Estado de exclusión de las
asociaciones de profesores de los espacios públicos de discusión ha incidido en
los salarios de extrema pobreza del profesorado. El Estado reiteradamente
estimula de paralelismo sindical y excluye a las legítimas organizaciones
gremiales en los procesos de discusión de normas colectivas que regulan las
relaciones laborales de los profesores.
Ciertamente la situación paupérrima que vivimos los
Profesores Universitarios, nos invita a actuar egoístamente en nuestro provecho
y a costa de nuestros estudiantes, pero estoicamente, nosotros decidimos no
hacerlo. Y sin caer en discusiones filosóficas, psicológicas o sociológicas,
los profesores nos hemos adentrado en el altruismo. La universidad sigue
abierta, los estudiantes tienen la oportunidad de continuar sus estudios,
porque ser profesor universitario en Venezuela se transformó en una actividad
altruista. Pero eso debe cesar en algún momento, puesto que los beneficios no
son colectivos. Los Profesores merecemos una mejor calidad de vida.
A los profesores activos, aquellos talentos que
vienen cumpliendo un rol protagónico para que la universidad mantenga sus
puertas abiertas, a los profesores jubilados que entregaron su vida a la
universidad, a los profesores de nuevo ingreso, quienes apuestan a desarrollar
una carrera académica y de investigación en nuestra casa de estudios y que hoy
también sufren la inclemencia de la crisis universitaria y viven en la
ignominia causada por el gobierno nacional y que en consecuencia, no han tenido
la oportunidad que muchos tuvimos para adquirir vivienda, vehículo, viajes al
exterior para complementar su formación docente; tengan la seguridad que la
universidad se levantará de sus cenizas por encima de las circunstancias tan
nefastas que atravesamos y renacerá de sus entrañas para reencontrarse con el
mundo y asumir los retos para reimpulsar el país. Para ello, es menester
mantener y recuperar dónde la hayamos perdido, nuestra calidad académica, como
también nuestra calidad de vida. No nos rindamos, desde la Asociación de
Profesores de la Universidad de Los Andes, estamos comprometidos en alcanzar
ese objetivo.
Está política de centralización es cada vez más
autoritaria., se desconoce anticonstitucionalmente la progresividad de nuestros
beneficios plasmados en los acuerdos suscritos entre nuestra máxima
representación gremial y el gobierno de Maduro, en flagrante violación al
artículo 91 de la Constitución, desconoce definitivamente las Normas de
Homologación. Este 5 de diciembre de 2022 los profesores universitarios
seguimos financiando la educación. Con lo que devengamos como salario no se puede
vivir.
En el 2013 el 80% de los jóvenes entre 15 y 29 años
quería irse del país, este 2022 sólo quiere emigrar el 28%. El reto para
fomentar su incursión en las universidades autónomas, es grande. Es que la
situación paupérrima que vivimos los Profesores Universitarios, nos invita a
actuar egoístamente en nuestro provecho y a costa de nuestros estudiantes, pero
estoicamente, nosotros decidimos no hacerlo. Y sin caer en discusiones
filosóficas, psicológicas o sociológicas, los profesores nos hemos adentrado en
el altruismo. La universidad sigue abierta, los estudiantes tienen la
oportunidad de continuar sus estudios, porque enseñar en Venezuela se
transformó en una actividad altruista. Sin embargo, eso debe cesar en algún
momento, los beneficios por lo que hacemos han de ser colectivos y se deben
transformar en retribuciones acordes con nuestra formación y acción. Los
Profesores merecemos una mejor calidad de vida.
Hoy 5 de diciembre del 2022, vaya nuestro especial
reconocimiento a los Profesores del Núcleo Universitario Rafael Rangel. No nos
rindamos, desde la Asociación de Profesores de la Universidad de Los Andes,
estamos comprometidos en con el devenir de la universidad y de los
universitarios. La lucha continúa, cuentan con el gremio para acompañarlos en
esa ardua tarea.
Papel del Profesor Universitario en la crisis del Covid19 | Opinión por Pedro Rivera Chávez
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