*** El académico habla sobre la necesidad profunda de renovar y cambiar en las actuales relaciones de poder, para que las universidades autónomas continúen avanzando en el desarrollo de programas y proyectos enmarcados en todas las áreas del saber
El Dr. Hebert Lobo fue vicerrector del
Nurr durante el período 2016-2018 (Foto: Archivo / Alfredo Zambrano) |
PRENSA ULA-NURR
/ Sheyla Rosario. Las cinco
décadas de funcionamiento del Núcleo “Rafael Rangel” (Nurr) de la Universidad
de Los Andes (ULA) es motivo de orgullo, también de perseverancia y compromiso social
con el estado Trujillo. La institución es un pilar académico regional, es
vanguardia en la formación de talento humano e investigación. Ante ello la
Unidad de Prensa consulta a quienes presidieron la casa que vence las sombras,
en este caso al profesor Hebert Lobo, quien llevó a gerencia institucional durante
el período 2016-2018, por designación del Consejo Universitario y ratificación
de la Asamblea del Núcleo. Desde Brasil el catedrático comparte su querencia,
sentido de pertenecía y propuestas a favor del NURR. Su accionar estuvo colmado
de una nutrida actividad universitaria en medio de un clima austero, producto
de la profunda crisis presupuestaria, sin
embargo, gracias al trabajo y sentido de pertenencia de los trabajadores, fue
posible avanzar.
.- A inicios de los 70 diversos sectores, con énfasis la juventud,
impulsaron acciones pro creación de la universidad pública, autónoma,
democrática, participativa y plural, logrando crear consciencia sobre la
importancia de contar con un recinto de formación superior y abrir caminos para
crear el Núcleo Universitario Trujillo de la ULA. Ante ello, ¿considera que los
objetivos iniciales se cumplieron en materia académica, social, de extensión e
investigación? Explique.
R: Nadie puede negar que la creación
y desarrollo del Núcleo de la ULA en Trujillo haya tenido un efecto
extraordinario en el devenir histórico del estado Trujillo, muy a pesar de que
las metas de crecimiento y cobertura académica hayan sido cubiertas sólo
parcialmente. El Núcleo se concibe como una respuesta de la Universidad de Los
Andes a las demandas socioculturales del estado Trujillo, puestas de manifiesto
en los preocupantes indicadores socioeconómicos que históricamente habían
marcado y aún marcan la región. El propósito esencial era contribuir en el
desarrollo de la subregión Motatán - El Cenizo, con proyectos de formación
profesional y técnica, investigación y extensión en diversas áreas del
conocimiento, preponderantemente en educación y las áreas de producción
agropecuaria. Además, eso se conjugó con el deseo puesto de manifiesto por toda
la sociedad trujillana, en esas acciones y movilizaciones multisectoriales que
se realizaron durante los primeros años de los años 70. Ellas expresaban el deseo de miles de
familias por contar con la oportunidad de ver formados a sus hijos en las aulas
universitarias, de verlos graduarse como técnico o profesional universitario y,
en este sentido, me parece que las expectativas se cumplieron. Vale la pena
preguntarse ¿Cuántos trujillanos consiguieron entrar a la universidad debido a
la presencia del Núcleo de la ULA en Trujillo, que de otra forma jamás lo
hubiesen conseguido? o ¿En cuántas casas de familia trujillanas se muestran,
con merecido orgullo, fotografías del grado universitario de miles de jóvenes
en la capilla de Carmona?
Claro que eso no es todo, los aportes
en materia de investigación y extensión, acumulada durante todos estos años es
abrumador. Por ejemplo, lo que ha significado el Museo Salvador Valero para la
promoción del arte popular venezolano es invalorable, o la labor en el campo
socioeducativo del Instituto Experimental
de Investigación Humanística, Económica y Social (IEXHIES) y del Centro Regional de Investigaciones en
Ciencias, su Enseñanza y Filosofía, CRINCEF, así como en el ámbito de la salud
pública del Instituto Experimental José Witremundo Torrealba, es igualmente
notable.
.- Cónsono al abordaje anterior ¿estima necesario retomar el
espíritu de lucha y combatividad estudiantil, así como social y académico de
los 70 para darle larga vida al Nurr, al tiempo de contribuir con su inminente
rescate?
R: Yo siento que el devenir del Núcleo
Universitario “Rafael Rangel” ha estado cargado siempre de ese espíritu de
lucha. Durante cincuenta años ha tenido que enfrentar vicisitudes de todo tipo;
ha sido una lucha larga y permanente contra la incomprensión de ciertos
sectores políticos del rol que una universidad autónoma, libre, democrática
puede desempeñar en los procesos de desarrollo, particularmente en la búsqueda
de alternativas, de soluciones a los problemas que nos marcan, como una
impronta, y que mantienen sumido a Trujillo, hoy más que nunca, en una vorágine
de problemas de todo tipo.
Recuerdo de mis tiempos de estudiante,
las múltiples ocasiones en que la comunidad universitaria marchó y protestó
multitudinariamente ante los órganos del poder público en Trujillo; después de
participar de un candente debate en la Capilla (hoy auditorio Argimiro
Gabaldón) con intervenciones de autoridades, profesores, empleados y
estudiantes; salíamos unidos por las calles de la ciudad expresando la posición
de la Universidad. Muchas veces, por cierto, la respuesta de las autoridades
fue desmedida y atropelladora, más de una vez el recinto universitario fue
allanado y muchos universitarios presos.
Con los años ese espíritu de lucha
tenaz se mantuvo, no solo en defensa de los derechos universitarios, sino
también como parte de reclamos comunitarios o ciudadanos. Huelgas de hambre,
tomas pacíficas de los accesos a ciertos órganos oficiales, protestas y cierres
momentáneos en las vías de acceso a Trujillo, marcaron esas manifestaciones;
aunque debo reconocer que, con la mudanza a la Villa Universitaria, esas luchas
a nivel estudiantil fueron perdiendo impacto e incluso fueron manipuladas por
grupúsculos políticos, muchas veces para crear una falsa imagen de vandalismo y
anarquía, que terminaban en saqueos y agresiones a personas de la comunidad
aledaña o que pasaban fortuitamente por las inmediaciones de la protesta.
Durante mi gestión como Vicerrector,
procuramos devolverle al NURR parte de esa responsabilidad, recuperando la
imagen de la institución, no como una universidad sin protesta, sino, al
contrario, una universidad autónoma, libre y democrática que protesta con
responsabilidad, conocimiento e inteligencia, de manera pacífica pero
contundente, con razones y argumentos científicos, con formas y expresiones de
protesta creativa, vinculadas a la juventud, al arte, al conocimiento. Con ello
logramos recuperar la participación, interesar a muchos estudiantes y
profesores que tenían reparos para asistir a asambleas o a manifestaciones en
la calle.
.- ¿Qué representa para usted y Trujillo el Nurr?
R: Para mí el NURR sigue siendo la
mayor esperanza que tiene el estado Trujillo. Es una de esas instituciones
esenciales, imprescindibles en la construcción de soluciones reales,
sustentables para superar las enormes dificultades que hoy se enfrentan. Pensar
en el Trujillo posible, en el que todos deseamos ver algún día, dónde se
conjuguen el enorme potencial productivo de estas tierras del piedemonte
andino, con acciones que velen por la preservación del equilibrio ecológico,
donde, junto a la consolidación de los valores históricos y culturales, se
construya un entorno social y económico con calidad de vida para todos, pasa
por el concurso de todas las instituciones del estado, pero el papel rector
definitivamente debe estar en manos de la Universidad de Los Andes, incluyendo
el Núcleo Universitario “Rafael Rangel”, la Extensión Boconó y en la Escuela de
Medicina de Valera, no puede ser de otro modo. Es tan grande el daño sufrido
por nuestra sociedad en estos últimos años, de crisis humanitaria compleja, de
tragedia nacional, causada por años de políticas y acciones destructivas,
impuestas por personajes oscuros, sin formación alguna, que han detentado mucho
poder han abusado de él, sin importar
las consecuencias que, al llegar la hora, Dios mediante, de reconstruir el país
y el estado, el reto es tan grande que demandará abordar los problemas con
profundo conocimiento científico, sin improvisaciones, para no repetir los
errores del pasado.
El significado del NURR puede ser
ponderado de muchas maneras, por ejemplo, actualmente se ofrecen hasta 26
carreras de pregrado, incluyendo las licenciaturas, carreras profesionales y
técnicas, las de profesionalización a través del CEFAD, las de prosecución y
las de ciclo básico. Si a esto sumamos las carreras ofrecidas por la Escuela de
Medicina en Valera, entonces no estamos hablando de una extensión o de una
Facultad apenas, se trata de la Universidad de los Andes en Trujillo. Eso en
cuanto a docencia y formación de pregrado, pero igualmente, contamos con
programas de postgrado en diferentes áreas del conocimiento, sustentados en
unidades de investigación de altísima calidad y prestigio, siendo tan
reconocidas que en las evaluaciones del ADG realizadas sistemáticamente por el
CDCHTA, durante las últimas convocatorias, por lo menos tres de las primeras
cinco, ocupando siempre alguna del NURR el primer lugar.
.- ¿Cuáles fueron los retos, desafíos, compromisos y logros más
resaltantes durante su período vicerrectoral y los aportes ofrecidos a la
academia, investigación, cultura, extensión, deportes, entre otras áreas, así
como en lo referente a la infraestructura (espacios físicos) y la distribución
del presupuesto para el funcionamiento del Nurr?
R: El período de 2016 al 2018 estuvo
marcado por la profundización de la crisis presupuestaria de las universidades,
llevada a niveles insostenibles por el gobierno de Maduro, y combinada con una
economía agonizante víctima de políticas populistas fracasadas que trajeron, a
la par, una devaluación de la moneda nunca vista y una inflación tan brutal que
convirtió en insignificantes cualquier recurso institucional. Por supuesto que,
la calidad de los servicios estudiantiles, el mantenimiento de la
infraestructura y el soporte de actividades de docencia, investigación y
extensión estaban por el suelo.
Para nosotros el principal reto era
recuperar los espacios perdidos por nuestra institución como rectora de los
procesos de enseñanza superior en el estado Trujillo, procurando que la
percepción de aislamiento y divorcio del liderazgo del NURR del resto de las
instituciones oficiales y de la sociedad civil, se transformara, nuevamente, en
el reconocimiento mutuo, de la necesidad de aunar esfuerzos, de abrir espacios
para conversar, planificar y seguir soñando.
Creo que esto lo logramos, a pesar de
los tiempos tan lóbregos que nos tocó vivir. Conseguimos restablecer
conversaciones y encuentros con instituciones de todo el estado, hasta con la
Gobernación y aquellas Alcaldías dirigidas por adláteres del régimen de Maduro,
con los representantes del Ministerio de Educación Superior y la OPSU, también
con ACOINVA y otras organizaciones del sector empresarial, con los gremios y
los partidos, con los medios de comunicación, con el señor Obispo y
representantes de otras iglesias, con los órganos de seguridad del estado, etc.
De todos esos esfuerzos siento que
debemos resaltar la promoción y consecución del edificio de Anatomía e
Histología de la Escuela de Medicina de la ULA en Valera, que forma parte de la
Facultad de Medicina, pero que, para mí, hace parte del NURR y de nuestro
corazón. Ese anhelado proyecto, de muchos años y esfuerzos anteriores a mi
período, fue felizmente concretado con la aprobación por la OPSU de los
recursos presupuestarios que permitieron la construcción, dotación y, por ende,
la apertura del primer año de la carrera en Valera.
Otros asuntos de trascendencia
académica que podemos enumerar:
1. Que en nuestro Centro de Ecología
“Doctor Pedro Rincón Gutiérrez” se creara, para funcionar conjuntamente, la
Extensión Boconó del Núcleo Universitario “Rafael Rangel” (NURR) dando inicio
con la primera cohorte de la carrera Ingeniería de la Producción en
Agroecosistemas (IPA),
2. Que después de muchos años de
espera, por iniciativa del Departamento de Ingeniería y con el aval del Consejo
de la Facultad de ingeniería, el NURR pudiera ofrecer completa la carrera de
Ingeniería Civil en Trujillo.
3. La selección e inicio de la primera
cohorte de la Licenciatura en Educación Mención Física, Deporte y Recreación.
4. La promoción de convenios con los
Núcleos de Tovar y El Vigía, para el intercambio de experiencias curriculares,
entre otras.
Junto eso, se hicieron ingentes
esfuerzos para echar adelante otros proyectos, aunque no todos se pudieron
consolidar. Sin embargo, vale la pena destacar que luego de múltiples amenazas,
internas y externas, se consiguió rescatar para la comunidad el sentimiento de que
se podían hacer cosas, que por encima de las dificultades y obstáculos, la
falencia presupuestaria, la indiferencia de muchos y los años pasados en que se
pretendió imponer la impotencia como forma de vida institucional, la nuestra
era una comunidad de gran potencial, que el valor que reuníamos con nuestros
programas de pre y postgrado, con el trabajo de los grupos de investigación y
con el background de ser parte de la ilustre bicentenaria Universidad de
Los Andes.
.- ¿Describa los hechos más relevantes que enfrentó durante su
gestión, incluyendo protestas estudiantiles, gremiales y la constante lucha
universitaria por asignación de un presupuesto digno desde el gobierno nacional
y la reivindicación de los derechos ulandinos?
R: Durante el año 2016 toda Venezuela
rebullía de esperanza por los vientos de cambio que surgieron con los
resultados de las parlamentarias de diciembre 2015, se realizó un referéndum
organizado por la sociedad civil, en el cual las universidades nacionales
tuvieron gran relevancia. Participar activamente de ese movimiento que se
gestaba en todo el país fue para nosotros una gran responsabilidad política. El
NURR no podía continuar de espaldas a lo que estaba ocurriendo, había que
participar y promover la reconstrucción de esos vínculos con las organizaciones
sociales ante lo que prontamente se convertiría en la peor situación que
históricamente haya atravesado Venezuela. Fue el preludio de las protestas de
2017 y el saldo de represión, tortura y muerte sembrada por el gobierno de
Maduro, camino a convertirse en una dictadura soportada en los militares.
Nos pusimos al frente de ese vasto
movimiento, junto a la intergremial universitaria, convocamos en Carmona a una
gran reunión de los representantes de múltiples sectores, contando incluso con
la presencia del siempre recordado Excmo. Obispo de Trujillo, Monseñor Oswaldo
Azuaje (†), con la esperanza de organizar un gran frente de lucha civil y
democrática, más allá de los partidos políticos de oposición, pero que
promoviera acciones para recuperar los derechos democráticos conculcados y
denunciara con fuerza los atropellos contra todas las instituciones y la
población en general. Algunos personeros del gobierno y también una minúscula
parte de la comunidad universitaria no estaban contentos, deseaban que la
universidad siguiera de espaldas a la comunidad, pretendían que calláramos ante
todos las tropelías y atropellos terribles que nos tocó vivir, en todo el país.
Sufrimos por ello agresiones lo que significó todo eso, incluyendo la
profundización de la diáspora y la emigración de millones de venezolanos, entre
quienes nos contamos.
Celebramos el 45° aniversario del
NURR con una mezcla de actividades académicas, deportivas y culturales, junto a
manifestaciones y protestas de la comunidad universitaria. Ya en ese entonces
los salarios de los universitarios, como el del resto de los empleados públicos
y privados, habían sido pulverizados, y los programas de seguridad social
también habían desaparecido prácticamente. Entonces, también junto a los
gremios nos manifestamos en reclamo de salarios justos, adecuados a la misión
tan importante que debíamos cumplir, pero también por los recursos
presupuestarios que permitieran mantener y ampliar los programas académicos de la
universidad.
Al mismo tiempo, nos ocupamos de
enfrentar la violencia interna, que se había impuesto contra profesores,
empleados y estudiantes por parte de grupos cada vez más cercanos a la
delincuencia o al gobierno que a movimientos estudiantiles organizados, que
actuaban impunemente, armados, encapuchándose impunes. Se trataba incluso de
poner la vida en riesgo y lo hicimos, sin dudarlo los denunciamos, los
enfrentamos y los llevamos hasta las últimas consecuencias. Junto al Consejo de
Núcleo se procesaron y sancionaron varios estudiantes que participaron en un
intento de incendiar la sede del Vicerrectorado con todo el personal adentro,
luego de haber detenido personalmente el saqueo del comedor universitario por
parte de individuos encapuchados armados con escopetas y pistolas, que actuaron
a plena luz del día, entrando y saliendo por los portones y la vía principal.
.- ¿Cómo
cataloga o define su gestión en el Nurr, qué faltó por realizar?
R: Yo me
siento satisfecho por lo que alcanzamos en ese año y medio de gestión, son
innumerables las situaciones que logramos solventar, muchas pequeñas cosas
fueron atendidas, cosas que no se hacían por fallas en liderazgo, en la
gerencia universitaria. Para algunas recibimos ayuda externa del sector público
o privado, pero otras fueron fruto exclusivo del esfuerzo de los integrantes de
la comunidad rangeliana. Claro que, al mismo tiempo, desde la sombra surgieron
una y otra vez los asaltos, los ladrones, los saqueadores, que aprovechando la
vulnerabilidad de nuestro recinto, arremetían contra los pocos bienes de la
universidad, para dañarlos o sustraerlos y venderlos, prevalidos de impunidad
por el desinterés de los cuerpos policiales y sustentados en el auge del
vandalismo como discurso y consigna de quienes aún detentan el poder en el país.
Quedó en evidencia que, aunque el plan del
gobierno era, o es, asfixiarnos financieramente, negando los recursos mínimos
de funcionamiento, la verdad es que el mayor capital con que cuenta cualquier
organización es el capital humano, y en el caso de una institución
universitaria como el NURR, eso es más cierto aún. La respuesta de todos los
empleados y profesionales, así como de los profesores y estudiantes, a las
propuestas tan exigentes como las que se plantearon para recuperar espacios y
equipos, reactivar proyectos de crecimiento y expansión de nuestras fronteras,
valiéndose tan sólo de sus conocimientos e inteligencia demuestra,
palmariamente, que la universidad es una organización perenne e indestructible.
La calidad de nuestra gente estará siempre por encima de cualquier dificultad,
por encima de cualquier agresión.
Un ejemplo de todo esto, lo representa nuestro
frustrado intento de abrir una sede del NURR en la ciudad de Valera, como parte
de un convenio interinstitucional con la Alcaldía de Valera. A pesar de la
disposición del Alcalde, en ese entonces, nuestro apreciado y siempre recordado
amigo José Karkom, quién estaba tan convencido como nosotros de la importancia,
de la trascendencia de abrir programas de pre, posgrado, prosecución y profesionalización,
para el futuro del municipio y, sobre todo, para las posibilidades de formación
de la gente de menos recursos económicos, de la disposición de los profesores
del Departamento de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables, para
abrir las primeras cohortes, de los empleados y obreros que serían asignados a
esos espacios, del respaldo unánime del Consejo de Núcleo, las autoridades
universitarias y el Consejo Universitario de la ULA.
A pesar de todo eso, no fue posible que el
Concejo Municipal de Valera, integrado en su mayoría por ediles insensibles a
los intereses de sus comunidades, presas de una visión política dogmática y
clientelar, acordaran ceder al Núcleo unos espacios aledaños al edificio de la
Alcaldía que se encontraban abandonados, sin utilidad pública importante, pero
con posibilidades de convertirse en el primer paso para el desarrollo de una
gran universidad pública, autónoma, libre y democrática en Valera. Nunca
supieron el terrible daño que causaron, todas las posibilidades que fueron
estropeadas por esa forma ruin de hacer política, esperando lo que sus jefes de
Caracas o del Palacio de Gobierno les indicaran, aunque perjudicaran las
posibilidades de estudio de toda la juventud de Valera.
Por las mismas razones se vio frustrada la
propuesta de recuperar los espacios del CILARR en Betijoque, para llevar
también algunas carreras de pregrado y otros cursos a las poblaciones de la
Zona Baja del estado Trujillo, en acuerdo con las Alcaldías de esa zona.
Sostuvimos varias reuniones, pero, aparte de los discursos de buenas
intenciones, no encontramos apoyo político para consolidar esta idea.
Con ello se deseaba acercar la universidad a las
comunidades, pues cada vez estaba resultando más difícil cumplir las metas de
crecimiento matricular y mantener los programas de transporte, comedor y
mantenimiento de las instalaciones nucleadas en la Villa Universitaria. Así
tendríamos las extensiones de Boconó, Valera y Betijoque con algunas opciones
de estudio en varios niveles, más las que se concentraran en la sede central de
la Villa Universitaria.
.- Frente
a las políticas oficiales de las últimas dos décadas, las cuales han mermado la
operatividad y funcionamiento de las universidades autónomas, al punto de
conducirlas a un cierre técnico, ¿qué banderas y acciones, en el marco
constitucional, sugiere desplegar en el Nurr?
R: El
artículo 2 de la Ley de Universidades vigente es muy claro “Las Universidades
son Instituciones al servicio de la Nación y a ellas corresponde colaborar en
la orientación de la vida del país mediante su contribución doctrinaria en el
esclarecimiento de los problemas nacionales”. De manera que, hasta donde
alcancen nuestras fuerzas, nuestra obligación como institución es continuar en
ese empeño de analizar e interpretar los problemas del país y procurar que
nuestras orientaciones sean escuchadas. Pero, lejos de esa visión tecnocrática
del aporte de la universidad a la sociedad, en términos de soluciones
científicas y tecnológicas, “no politizadas”, favorables al estatus quo, por el
contrario, la Universidad debe participar en defensa de los valores
democráticos y republicanos contenidos en la constitución nacional, que son la
base no sólo de nuestro ordenamiento jurídico, sino de nuestra convivencia como
nación.
La universidad no puede cerrar
los ojos a las continuas, crueles y persistentes violaciones de los derechos
humanos que ocurren en Venezuela, no puede dejar de levantar su voz, junto a
sus trabajadores exigiendo salarios justos y proporcionales a la tarea que nos
toca desarrollar, pero, por sobre todo, la universidad venezolana no tiene otro
camino que perseverar en una lucha que puede parecer perdida, en defensa de la
Autonomía consagrada en la Ley y en la propia Constitución que en su artículo
109 señala: El Estado reconocerá la autonomía universitaria como principio y
jerarquía que permite a los profesores, profesoras, estudiantes, egresados y
egresadas de su comunidad dedicarse a la búsqueda del conocimiento a través de
la investigación científica, humanística y tecnológica, para beneficio
espiritual y material de la Nación. Las universidades autónomas se darán sus
normas de gobierno, funcionamiento y la administración eficiente de su
patrimonio bajo el control y vigilancia que a tales efectos establezca la ley.
Se consagra la autonomía universitaria para planificar, organizar, elaborar y
actualizar los programas de investigación, docencia y extensión. Se establece
la inviolabilidad del recinto universitario. Las universidades nacionales
experimentales alcanzarán su autonomía de conformidad con la ley.
De qué otra forma podría la
Universidad realizar su función rectora en la educación, la cultura y la
ciencia, si está sujeto a los caprichos del poder ejecutivo o militar. Cómo
cumplir la misión de buscar la verdad y formar profesionales críticos con
conocimientos científicos, si es constantemente intervenida en lo académico y
administrativo por caprichosas decisiones de personajes grises, encumbrados en
ministerios o curules de diputados, sin ningún mérito académico, cuyo único
propósito es imponer su “verdad” llena de equívocos, prejuicios y antivalores.
.- En
continuidad con el punto anterior (Nro.7), ¿qué opinión merecen las reiteradas
pretensiones oficialistas de vulnerar la autonomía universitaria?
R: Para
decir la verdad, la tentación de reducir, sino eliminar, la autonomía siempre
ha gravitado sobre la universidad venezolana. La mayoría de los gobernantes de
turno, algunos salidos de las propias aulas universitarias, nunca entendieron
esa prerrogativa como un potencial, sino como una amenaza. Se temía a la
actitud independiente, pero también irreverente de los universitarios. También
había aquellos de mirada corta, enana, que trashumaban envidia por el alto
concepto en que la sociedad tenía a los universitarios. Nuestras casas de
estudio (aquellas que vencen las sombras) producían proyectos, señalaban
caminos, hacían propuestas, diseñaban posibilidades, creaban y multiplicaban
conocimientos y saberes, siempre con pocos recursos y muchas dificultades.
Sin embargo, nada se compara con
el agravio y el desprecio con que ha sido tratada la universidad venezolana por
los actuales detentores del poder en Venezuela. Ha sido una política
sistemática para doblegar la universidad, con humillantes políticas presupuestarias
ideadas para llevarnos al límite de la paralización. Se han cerrado miles de
programas y proyectos por falta de recursos, y los que se lograban mantener en
funcionamiento sólo era por la voluntad inquebrantable de sus responsables.
Llegamos al punto en que unos personajes que “cacareaban’ consignas populistas,
terminaron privatizando casi todo el proceso de enseñanza, porque la mayor
parte de los gastos en insumos eran permanentemente financiados por profesores
y estudiantes, por no hablar de que desarticularon los servicios de transporte
y comedor estudiantil, haciendo cada vez más excluyente la educación superior.
Luego, ante la decisión de no
rendirnos y mantener abierta la universidad, pese a todas las agresiones,
llevaron a todos los trabajadores y profesores universitarios casi a la
indigencia, a recibir salarios miserables, algunos de menos de 2 dólares
mensuales, sin ningún servicio médico-asistencial y sin ofrecer condiciones
mínimamente favorables para reclutar la generación de relevo académico,
contribuyendo con ello a su plan de control total: provocar una de las mayores
olas migratorias que se hayan producido nunca en el mundo.
.- Tomando
en cuenta las dificultades que atraviesa el país e institución, entre ellas la
emergencia sanitaria con motivo de la pandemia por COVID19, sumado a las
pírricas asignaciones económicas y la diáspora tanto de la comunidad
estudiantil, profesoral como del personal ATO muchas dependencias se encuentran
casi inoperativas. En consecuencia, ¿cuál es su posición ante la situación que
atraviesa la ULA-Nurr y cómo avizora el futuro de las mismas?
R: La
situación de la universidad venezolana puede ser calificada sino de catástrofe
nacional. Lo que termina pasando desapercibido porque la obra de destrucción de
las instituciones venezolanas desplegada en los últimos años es generalizada;
basta mirar en lo que convirtieron a PDVSA, otrora una de las empresas
petroleras más importantes del mundo, o a las industrias básicas de Guayana o
el sistema eléctrico nacional, con sus instalaciones destartaladas,
improductivas, cada vez con menos personal calificado. Es tanta la destrucción
que sólo una guerra de grandes proporciones podría explicarla. De manera que,
la solución a los problemas estructurales de la universidad y del país, pasan
necesariamente por un proceso de profunda renovación y cambio en las actuales
relaciones de poder.
Quienes detentan el poder
(militares y civiles enchufados) han demostrado claramente dos cosas: primero y
principal: una falta de escrúpulos total, en todas sus dimensiones; para
aprovecharse personalmente de los recursos del Estado, para despreciar el
conocimiento, las artes y la inteligencia, para regodearse en la barbarie, en
lo chabacano, para actuar con impunidad y violar la ley, pero sobre todo, para
atropellar a la gente y violar los derechos humanos y ciudadanos. En segundo
lugar: una ineptitud completa para enfrentar y resolver los grandes problemas
del país y, muy por el contrario, agravarlos y multiplicarlos, mediante una
sistemática acción destructiva del tejido institucional, de las organizaciones
sociales y de las bases democráticas y republicanas.
El primer paso, para un proceso
cierto de recuperación del país, es que se logre desalojar del poder a los
únicos responsables de todo este desastre, que no sólo se niegan a reconocer su
responsabilidad, sino que, apoyándose en los militares y unas instituciones
ilegítimas y cuestionadas moralmente, han venido burlando el derecho de los
venezolanos a elegir libérrimamente, de decidir con libertad quien debe
gobernar a Venezuela en el futuro. Sin ello, tan sólo serán espejismos,
ilusiones de una recuperación sin sustento socioeconómico y político y, entre
tanto, las universidades seremos consideradas una molestia, un problema a
resolver, un último eslabón en la tarea de sojuzgar las instituciones.
Continuaremos sin recursos presupuestarios, con salarios de hambre y dedicados,
cada vez más, a la formación de un talento humano que está pensando en emigrar
en cuanto pueda.
.- Basado
en su experiencia como Vicerrector del Nurr, ¿cuáles directrices o estrategias
propone ejecutar para el rescate y relanzamiento de la universidad autónoma, de
manera especial en el Núcleo Trujillo, en cuanto al diseño de políticas
universitarias eficaces y eficientes, ya sea bajo esquemas de autogestión,
alianzas con factores productivos privados hasta con el gobierno en sus
distintos niveles?
R: Pues me parece que esas estrategias deben
plantearse, sostener el papel rector de la Universidad en la discusión de los
problemas nacionales, para lo cual tiene que construir y reconstruir
permanentemente sus vínculos con las organizaciones de la sociedad venezolana,
independientemente que, desde las instancias gubernamentales, continúen en su
empeño de reducir, de eliminar esa influencia positiva que tiene la universidad
en la mayoría de la población.
Lamentablemente, en Venezuela,
esos otros sectores productivos privados también están debilitados y bajo
presión, sujetos a decisiones políticas con vigencia caprichosa y usadas como
una espada de Damocles para el control de sus acciones y opiniones. No puede la
universidad transar sus principios fundamentales, tan sólo para alcanzar algún
gesto de parte de sus detractores. Nuestras casas de estudio son espacios para
el ejercicio del libre pensamiento, para la tolerancia ciudadana, para la
promoción de los valores democráticos y los derechos humanos, para la búsqueda
de la verdad y el conocimiento, para arrojar luz donde hay oscuridad y, lo más
importantes todos estos principios son sagrados e irrenunciables.
Quien por cualquier motivo se
doblegue y los traicione, deja de inmediato de representar a la universidad,
sin importar el cargo que ocupe, pues lo importante de todo esto, es que la
autoridad va unida ineludiblemente a ese espíritu universitario. Por ello, no
son universitarios, no representarán nunca a la universidad venezolana, las
autoridades impuestas en la USB y otras universidades venezolanas. Su presencia
impuesta es ajena a nuestro espíritu y contraria a nuestra misión.
De manera que, a los
universitarios nos toca continuar en esa tarea sin fin de levantar la voz
contra todo atropello, contra toda violencia, contra toda injusticia. No
podemos callar sobre temas como la destrucción ecocida de nuestra Amazonia en
ese horrible negocio de la explotación del oro, que destruye la naturaleza y
también nuestras culturas indígenas, víctimas de bandoleros, militares,
traficantes, guerrilleros y enchufados, que se quedan con la mayor parte de las
sangrientas ganancias. Tampoco, podemos callar por la profundización de la
brecha social, con indicadores de pobreza crítica y extrema cada vez más
alarmantes, franja en la cual se han empeñado en colocar a todos los
universitarios junto al resto de los trabajadores del sector público; o por la
crisis hospitalaria, la eléctrica, la de agua potable, seguridad personal o
cualquiera de los problemas creados o agravados por culpa de quienes gobiernan.
No obstante, yo prefiero ser
optimista, a pesar de las penurias, de la diáspora académica, de las
humillaciones, la Universidad ha sobrevivido. La nuestra, de la que formamos
parte, ya cumplió 237 años, con altos y bajos, con momentos difíciles y
gloriosos, transitó desde sus orígenes coloniales, toda la historia
republicana, fue asediada, cerrada e intervenida muchas veces, muchos de
integrantes sufrieron persecuciones, cárcel, torturas y muerte por defenderla, sin
embargo, acá está, contando el reconocimiento de la mayoría de los venezolanos,
maltratada sí, pero incólume, pues mientras que los gobiernos, militares, “revoluciones”
y “decretos” que pretendieron destruirla pasan y ya nadie los recuerda
siquiera, la universidad venezolana permanece. Con fe y esperanza sé que
mejores tiempos están por venir, tendremos condiciones favorables para
reconstruir la nación, con el concurso de todos y particularmente con el aporte
fundamental de los universitarios.
.- ¿Cuál
es su mensaje a los rangelianos que con sentido de pertenencia aún continúan en
pie de lucha por mantener, en la medida de sus posibilidades, activa a la
universidad? Asimismo, ¿qué mensaje dirige a los jóvenes bachilleres y
profesionales que desean ingresar o dar continuidad a sus estudios de pre y
postgrado en el Nurr, pero que por múltiples dificultades ven mermada esta
posibilidad?
R: Mi
mensaje para los integrantes de nuestra comunidad universitaria es que siguen
trabajando y estudiando, a pesar de todas las calamidades, es de agradecimiento
y admiración. Ustedes representan lo mejor de Venezuela, por su empeño,
dedicación en mantener abierta una institución tan fundamental y necesaria como
la universidad. Forman parte de una poderosa institución, con reconocimiento
internacional, que ha contribuido sustancialmente con el acervo cultural,
científico y tecnológico del país y del mundo.
Quienes nos hemos formado en sus
aulas como profesionales y técnicos, quienes se han especializado o completado
una maestría o doctorado, pueden estar seguros de que en cualquier parte del
mundo sus diplomas, sus títulos serán objetos de reconocimiento y revalidación
por parte de las universidades extranjeras. Esa ha sido mi experiencia personal
en Brasil, pero viene ocurriendo en todos los países.
La formación en nuestra casa de
estudios es de altísima calidad, realizada con estándares internacionales,
actualizada y mediada tecnológicamente, aquilatada con una permanente actividad
de investigación en todas las áreas del conocimiento y de producción en todas
las expresiones del arte y la cultura. Por ello, siéntanse orgullosos de formar
parte de la Universidad de Los Andes en Trujillo, pues el Núcleo Universitario
“Rafael Rangel” es un legado maravilloso de nuestros padres y abuelos, es el
resultado de sus luchas por un futuro mejor, es un regalo de la democracia, es
un logro imperecedero para sustentar el desarrollo de Estado y enfrentar con
éxito los problemas, los crónicos que históricamente nos han afectado, hoy muy
agudizados, y los nuevos que desgraciadamente nos trajo la improvisación, la
ignorancia y la intolerancia que nos ha gobernado durante los últimos años.
Diecinueve académicos han
presidido al Nurr (1972-2022)
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